Nelly Luna (sentada bajo la columna azul) asiste a una asamblea de la comunidad de Mayapo. Encontró centros de salud sin medicinas y colegios sin libros que eran guaridas de murciélagos.
Nelly Luna (sentada bajo la columna azul) asiste a una asamblea de la comunidad de Mayapo. Encontró centros de salud sin medicinas y colegios sin libros que eran guaridas de murciélagos.
Nelly Luna Amancio

El Comercio formó una unidad de informes especiales que tenía una agenda propia, distinta a la de la Unidad de Investigación. Mientras ellos se encargaban de casos de corrupción, el nuevo equipo ponía en agenda temas de impacto social. Yo le propuse al editor en ese momento, Fritz du Bois, un reportaje sobre las poblaciones indígenas machiguengas, ya que en sus tierras se levantó el proyecto Camisea que ahora sostiene la mitad de la energía del país. Era un espacio remoto en el que casi nadie había ingresado.

En El Comercio habíamos recibido denuncias del quiebre y rotura del ducto que transportaba el gas, pero era difícil contrastar esa información porque solo teníamos las notas de prensa de la empresa y del gobierno y ambos minimizaban el impacto. Viajamos al Urubamba con el fotógrafo Kike Cúneo. Llegar a la zona nos tomó cuatro días, por avión, camioneta y por los ríos. Estuvimos casi una semana conviviendo con las comunidades, entendiendo sus miedos y expectativas. La logística previa al viaje nos tomó cerca de cinco meses. Nos contactamos en Lima con los dirigentes y buscamos a un intérprete, que fue fundamental para nosotros. Los jefes de la comunidad no querían recibir a extraños, era la primera vez que recibían periodistas en sus casas.

Llegar ahí nos reveló el doloroso desarraigo que tiene el Perú con sus comunidades indígenas. El Perú dio todo por un proyecto millonario para satisfacer la demanda energética de la ciudad y de la industria en la costa, pero no les dejó casi nada a las comunidades. Dejaron ríos y quebradas contaminadas con poblaciones que sobreviven de la caza y la pesca. Y a cambio les dieron pescado enlatado.

Las comunidades indígenas representan un porcentaje muy reducido, por lo tanto, no llaman la atención de los candidatos políticos. Pero en el territorio que ocupan está la despensa energética del país, tanto en agua como en gas. El mensaje del Estado ha sido: “extraigo recursos de tu tierra para las empresas de la costa y te recompenso económicamente”. Sin embargo, el dinero no es el eje que los moviliza, sino la alimentación. Ahora tenemos comunidades con dinero pero con una anemia brutal entre la población infantil, con casos de desnutrición crónica, VIH y tuberculosis en Camisea. Y un elevado índice de violencia familiar y alcoholismo.

Yo estuve 10 años en El Comercio y lo considero mi casa. Ahí conocí a mis mejores amigos, a mi pareja. Y recuerdo que el Diario nos dio libertad para apostar por temas que ningún medio se atrevió: derechos humanos y poblaciones indígenas.

Los primeros en el terreno. El Comercio estuvo tres semanas en Urubamba y visitó once comunidades nativas para conocer el impacto del proyecto Camisea.
Los primeros en el terreno. El Comercio estuvo tres semanas en Urubamba y visitó once comunidades nativas para conocer el impacto del proyecto Camisea.

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