(Foto: El Comercio)
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El 2018 viene siendo bastante duro para los , debido a que sus índices bursátiles vienen acumulando una caída de -9,3%, donde las economías más afectadas son Turquía (-46,8%), Argentina (-44,9%) y China (-20%).

Ello se debe a tres principales razones. Primero, la expectativa de que el dólar se fortalezca a nivel global como consecuencia, sobre todo, del ciclo alcista de las tasas de interés en EE.UU. Segundo, la postura proteccionista de y con ello la posibilidad de que el conflicto comercial entre las dos economías más grandes del mundo (EE.UU. y China) siga escalando. Tercero, la crisis financiera de Turquía y Argentina ha generado abruptas devaluaciones de sus monedas y un contagio al resto de los mercados emergentes.

La primera razón supone que un fuerte pone presión a las monedas emergentes y, con ello, a las tasas de interés de estas economías; al mismo tiempo que encarece el precio de los ‘commodities’. 

Sin embargo, no queda claro que el ciclo de alzas en las tasas de interés en EE.UU. vaya a ser tan rápido, con lo cual podría verse algo de alivio en estos mercados en los próximos meses.

Con respecto a la segunda razón, si bien es cierto que una es bastante preocupante, los efectos colaterales serían igualmente nocivos tanto para EE.UU. como para China.

Esto llevaría a que, en algún momento, tendría que existir una moderación del conflicto entre ambos países. Ello quizás ocurra a fines de año, tras las elecciones parlamentarias en EE.UU., cuando disminuya la presión de Trump para seguir aplicando medidas populistas.

Respecto a la tercera razón, el contagio ocurrido es exagerado, pues la situación tanto de Argentina como de Turquía es muy particular. 

Para que una inestabilidad cambiaria se convierta en un gran malestar económico, se deben cumplir dos condiciones: la existencia de graves desequilibrios macroeconómicos –como altos déficits fiscales y alto endeudamiento– e insuficiente nivel de reservas internacionales.

Ambas condiciones están presentes en las economías de Argentina y Turquía, las cuales han seguido políticas macroeconómicas irresponsables durante años, generando déficits fiscales insostenibles.

Ante los ataques especulativos a sus monedas, ambas economías liquidaron una gran cantidad de reservas internacionales para tratar de defender sus divisas. Pero no tuvieron éxito, pues los especuladores apostaron a que estas no iban a ser suficientes. 

En ese sentido, a Argentina y Turquía no les quedó más remedio que subir drásticamente sus tasas de interés hasta un 60% y 20%, respectivamente, con la finalidad de poder frenar las especulaciones. Sin embargo, este no es el caso de la mayoría de países emergentes, cuyos mercados, como en el caso del Perú, también se vieron afectados.