El anhelo de la India: superar exportaciones textiles de China
El anhelo de la India: superar exportaciones textiles de China
Manuela Zurita

Las del (hilados, fibras y ‘tops’) y (prendas de vestir) se han mantenido al alza en los últimos 18 meses, luego de cuatro años de contracción.

El repunte –que aún está lejos de los US$1.600 millones en ventas de hace una década– se explica por varios factores, como la mejoría de la economía estadounidense –principal mercado comprador del rubro– y el aumento de 3% a 4% del ‘drawback’ (que permite recuperar el IGV de los insumos importados para la fabricación) a finales del 2016. Así refieren las fuentes consultadas por Día1 para este informe.

Si algo caracteriza este repunte es el despegue de los despachos de ‘pelos finos’ o fibra de alpaca, procesada y comercializada como insumo para confecciones. Según César Tello, presidente del Comité Textil de la Asociación de Exportadores (ÁDEX), el 40% de las ventas efectuadas en el 2017 correspondió a este producto. “Las partidas [de alpaca] están creciendo enormemente”, comenta.

Luis Chávez, gerente general de Incalpaca, dueño de la marca Kuna y exportadores de prendas y accesorios de la fibra, confirma que existe una mayor demanda por ‘tops’ de alpaca. Dicho dinamismo es alimentado desde el año pasado por pedidos de China, cuyo sector textil aprovecha el insumo del camélido andino para fabricar prendas más refinadas, explica.

Aunque la industria local de confecciones solo absorbe el 10% de los ‘tops’ de alpaca, la posibilidad de que el gigante asiático comience a importar fibra grasienta (sin procesar) del Perú –que es el mayor productor y proveedor de alpaca del mundo– genera temor en el sector.

Para Chávez, la primer variable afectada sería el empleo local. “Habría que hacer un análisis profundo de lo que puede significar [para el sector textil y confecciones] que las empresas chinas se lleven la fibra grasienta”, plantea.

A juicio de Tello, el riesgo está vinculado a la pérdida de mercados consolidados. “Lo que va a pasar es que China va a empezar a confeccionar y va a exportar a Estados Unidos”, advierte.

En cambio, para Luis Torres, jefe de Exportaciones de Prom-Perú, el protagonismo que la alpaca está ganando en el mercado chino supone una oportunidad para las compañías peruanas.

“Son circunstancias del mercado que hay que aprovechar”, dice, y recuerda que el año pasado se inauguró la primera tienda de la marca sectorial “Alpaca del Perú” en un centro comercial en Beijing.

“El hecho de que China compre hilados significa que ya hay un valor que la alpaca comunica a los mercados”, opina, y resalta que el impacto directo favorece a los productores alpaqueros.

Observa que la coyuntura actual permitiría alentar las inversiones chinas en la industria textil local, así como alianzas con empresas peruanas.

“Hay que avanzar en nuevos esquemas de internacionalización”, afirma.

AGENDA PARA CRECER

"No está mal que se exporte [fibra de alpaca], pero además se necesita exportar pantalones, camisas y, en general, prendas más elaboradas”, dice Martín Reaño, gerente del Comité Textil y Confecciones de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), sobre el repunte.

“Años anteriores exportábamos prendas de mayor valor agregado”, comenta, y subraya la necesidad de apostar por transformar el producto para multiplicar su valor. En esa línea, Patricia Larios, directora del Centro de Estudios de Innovación Textil (Ceitex) de la Universidad de Lima, opina que el sector textil y confecciones requiere alinearse con las tendencias globales.

“Tenemos que desarrollar moda y tecnología”, dice, y subraya la necesidad de impulsar el uso de insumos innovadores, como los bío y nano materiales. Al mismo tiempo, recuerda la importancia de poner foco en los nichos de lujo y valor, como los deportivos, que según el “El estado de la moda 2018”, de la consultora McKinsey, alientan la demanda global.

Esto podría explicar el apetito creciente de China por los ‘tops’ de alpaca. Los empresarios peruanos son conscientes del desafío. Según Tello, los años de contracción han empujado a las empresas grandes a reducir turnos y cerrar líneas de producción, pero no a bajar la guardia en innovación de maquinaria.

“Tecnológicamente estamos a la vanguardia”, dice, y precisa que del 2008 al 2017 se estima que la gran industria invirtió unos US$2.200 millones en capital de trabajo.

¿Qué falta entonces para dar el salto de valor? Los gremios sostienen que dos medidas son claves para alentar el crecimiento. Por un lado, la creación de un régimen especial de promoción, similar al agrario, que facilite el empleo temporal, revirtiendo la tendencia persistente a la baja en las contrataciones.

Aunque la propuesta no ha logrado mayor eco, Tello advierte que la actividad textil y confecciones podría dinamizar el empleo urbano, en particular, el femenino. Estima que por cada millón de dólares exportado se genera 300 puestos nuevos. Para Reaño, un segundo disparador de la actividad es el establecimiento de zonas francas, donde opere la industria, como en otros países. “Necesitamos que la cancha se ponga pareja”, remata.

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