"Ya nadie espera que PPK llegue al 2021, y corren las apuestas sobre cuánto tiempo le queda en el poder". (Foto: El Comercio)
"Ya nadie espera que PPK llegue al 2021, y corren las apuestas sobre cuánto tiempo le queda en el poder". (Foto: El Comercio)
Patricia del Río

Sus contradicciones, sus complicadas relaciones empresa-Estado y sus erráticas decisiones provocaron en Pedro Pablo Kuczynski un silencio sepulcral que nos dejó a los peruanos en una extraña condición de desamparo. Parecíamos condenados a que nadie nos gobernara hasta que PPK nos salió con una sorpresa: reapareció con unos bríos que no le conocíamos para plantarle cara a sus opositores.
¿Cuáles fueron sus argumentos? Desmenucémoslos:

1) Los comunistas me quieren vacar. El presidente se quedó atrapado en la Guerra Fría. Que alguien le cuente que se lo quiere bajar esa misma izquierda peruana que le otorgó el triunfo presidencial en segunda vuelta y que, hace solo unas semanas, lo salvó del primer pedido de vacancia. Le podrá caer mal Marco Arana, y le habrá perdido un poco el respeto a Verónika Mendoza a quien agarró de tonta útil, pero de ahí a pensar que hay una conspiración comunista en su contra bordea el delirio y aterriza en la estupidez. El argumento es tan inconsistente que, lejos de ayudarlo, provoca un hecho insólito que solo PPK puede inspirar: que los enemigos de la izquierda terminen defendiéndola.

2) Me quieren vacar porque me atreví a indultar a Alberto Fujimori. Sí y no. Es verdad que la nueva moción de vacancia planteada por la izquierda viene con sangre en el ojo por culpa del indulto. Pero más que liberar a Fujimori, lo que ha generado indignación es la mentira: PPK mintió descaradamente e hizo que su primera ministra negara una decisión que ya estaba tomada. Por más que el presidente repita hasta el cansancio que se trató de una decisión humanitaria, motivada por el Estado de salud de Fujimori, no se lo cree ni él.

3) Me tragué el sapo (del indulto) para que vivamos en paz. Desde los primeros días del posindulto, quedó clarísimo que el discurso de la reconciliación no sirve. Nada resulta más violento que engañar descaradamente a la población y usar un tema tan complejo como la libertad de una persona para mantenerse en el poder. El sapo se lo puso en bandeja él solito y se lo tragó, con cuchillo y tenedor, riéndose en la cara de todos.

4) Me voy a defender panza arriba contra todos los que escriben que debo renunciar. Para comenzar la frase es “me voy a defender como gato panza arriba”, pero eso es lo de menos. Echarle la culpa a la prensa para no asumir responsabilidades políticas es otro recurso demasiado gastado. Ya nadie espera que PPK llegue al 2021, y corren las apuestas sobre cuánto tiempo le queda en el poder. La situación es penosa, pero más allá de que estemos o no de acuerdo con una medida tan extrema como vacar a un presidente por incapacidad moral, hay algo en lo que todos parecen coincidir: esta tumba se la cavó solito PPK, y ahora pretende buscar entre los comunistas y los periodistas a los responsables de su propia debacle. Así no.