Martín Vizcarra tiene cancha libre para avanzar políticamente
Martín Vizcarra tiene cancha libre para avanzar políticamente
Pedro Tenorio

El presidente apostó por la reforma del Poder Judicial y la lucha anticorrupción en la judicatura, y ganó. Ahora, luego del del domingo 9 y su posterior mensaje a la nación, es obvio que ha elegido una nueva estrategia para seguir capitalizando apoyo popular: la reforma del .

La movida saca roncha en los partidos representados en el , pues aspiraban a controlar cualquier variante sobre el tema. Y precisamente cuando una abrumadora mayoría acaba de rechazar vía referéndum la reelección y la bicameralidad, Vizcarra sugiere el fin de la inmunidad parlamentaria y del voto preferencial. ¡Para colmo, a través de una “Comisión de Alto Nivel” cuyas iniciativas serán enviadas al Parlamento! Si algo aprendió Vizcarra en estos nueve meses en el poder es a golpear donde más les duele a apristas y fujimoristas en el Congreso.

Y no le falta razón: no solo es muy poco lo que la mayoría naranja y sus aliados han avanzado en dos años y medio en materia de reforma electoral, sino que como precisó astutamente Vizcarra en su mensaje, de siete proyectos enviados por el Ejecutivo con carácter de urgencia para mejorar el sistema de justicia, en 130 días el Legislativo solo había dictaminado ¡uno!

Así, por ahora Vizcarra tiene las de ganar. Con un fujimorismo acéfalo, un aprismo orbitando lejos de los intereses de la mayoría, y un titular del Congreso más interesado en sintonizar con el popular mandatario antes que con su lideresa caída en desgracia, Martín Vizcarra tiene cancha libre para avanzar políticamente y cosechar aplausos. Es una estrategia inteligente para los tiempos que corren. Sin embargo, tiene sus riesgos y el propio jefe de Estado se ha puesto la valla alta lanzando en su mensaje promesas y millonarios compromisos de inversión multisectoriales que le costará sacar adelante. En los meses transcurridos bajo su batuta el ritmo del Ejecutivo ha sido lento y nada asegura que vaya a mejorar próximamente. La encuesta nacional del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) de noviembre ya evidenciaba una paulatina pérdida de paciencia entre ciudadanos que exigían del Gobierno, más que promesas, resultados: una gestión. Y esta, más allá del éxito electoral del referéndum (que sobre todo castigó a la clase política tradicional), todavía no asoma.

Un Ejecutivo eficiente no depende de promesas, sino más bien de ajustes en el equipo ministerial y planes que se cumplan. En el 2019 Martín Vizcarra necesita consolidar su administración de cara al país. Esa es la principal apuesta que no debería perder.