(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)
Enrique Vera

Una semana antes de escaparse, Carmen, de 13 años, le había advertido a su madre que era adicta al Facebook. Ya casi no hablaba con nadie en su casa, pero cada vez que lo hacía aprovechaba para endilgar a cualquiera un nuevo arrebato de ira. Al parecer, ser la nueva alumna del segundo grado de secundaria en un colegio particular de Santa Anita la tenía aturdida, harta de todos.

El 20 de marzo último, Carmen dijo que iba a visitar a una tía, en La Victoria, y no regresó a su domicilio. Sus padres la hallarían días después en un parque próximo a su casa. Estaba con dos amigas de su colegio anterior.

La escolar juraba que había conseguido pasar las noches en un hostal casi por compasión de la propietaria. Así, al martirio de no haber sabido de ella, la familia de Carmen sumó un pesar aun peor: la sospecha de que haya sido captada por una red de explotación sexual.

La dueña del hospedaje tuvo que mostrar las grabaciones de sus cámaras de seguridad cada vez que fue requerida. La menor aparecía siempre entrando y saliendo sola. Al ver las imágenes con Rosa, su madre, Carmen murmuraba que estaba arrepentida y no se volvería a fugar.

“Durante los primeros días, desde que volvió, se mostraba muy comunicativa. Luego ha ido cayendo en el mismo silencio que tenía antes de fugarse. Tenemos miedo. Nuestro sufrimiento no ha terminado con el regreso de Carmen. Ella iniciará un tratamiento psicológico. No sabemos qué más hacer”, lamenta Rosa.

—Retorno y sospecha —
En un papel cualquiera, Elvira, de 16 años, escribió a su tía, Flavia, que iría a vivir con una amiga. No dio más detalles. Fue el pasado 25 de marzo.

Flavia había acogido a su sobrina en su casa del Cercado de Lima desde que esta tenía 11 años. Hasta esa edad, Elvira soportaba en Santa María de Nieva (Amazonas) los maltratos de su padre. Tenía los peores recuerdos de aquella ciudad.

Elvira fue educada siempre por Flavia y fue su tía también quien tuvo que indagar por ella las dos veces anteriores que huyó. En una de estas ocasiones, ocurrida el año pasado, Elvira resultó embarazada. Un sujeto 15 años mayor, que aparentaba ser su pareja, la obligó a abortar.

Hace tres días, cuando las alertas de la policía y El Comercio sobre la nueva desaparición empezaban a ser propagadas, la muchacha apareció sola en Santa María de Nieva.

Flavia cree que su sobrina estaba retenida por el sujeto que hace un año la embarazó, y que la difusión de las alertas lo obligó a liberarla. Antes, sin embargo, él mismo la habría llevado al lugar que Elvira más odiaba para volver a captarla sin problemas.

“Ella ha dicho a sus abuelos que la envié de regreso a la selva porque ya conseguí una empleada y no la quiero en mi casa. Un discurso falso, pero que más parece una advertencia de que volverá a huir”, llora Flavia.

-Cifras duras-
* El 80% de menores desaparecidos el año pasado escapó de casa por violencia o problemas familiares, según la policía.

* El 40% de desaparecidos en el Perú son menores de edad, según el ex viceministro del Interior Ricardo Valdés.

* En el 2014 se reportaron 330 menores de edad desaparecidos, en el 2015 fueron 338 y en el 2016 la cifra alcanzó los 1.137 desaparecidos.

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