Helena Rizzo, de modelo a mejor chef del mundo

CATHERINE CONTRERAS

Helena Rizzo tiene pinta de modelo, pero esconde su esbelta figura tras una holgada chaqueta blanca y no da tregua a que su cabello ligeramente ondulado (suele tenerlo recogido con un turbante) enmarque las delicadas facciones de su rostro. La mejor cocinera del mundo (la lista World's 50 Best Restaurants le acaba de otorgar el premio Veuve Clicquot en esa categoría) bien pudo hacer una carrera sobre las pasarelas, pero en vez de ello prefirió la cocina, un escenario en el que desfila y se desenvuelve como la mejor.

Jeffrey L. Steingarten, el experimentado crítico gastronómico de la edición estadounidense de "Vogue" (lleva 25 años en la publicación dirigida por Anna Wintour), lo notó así. Y lo compartió con sus lectores en la edición de febrero del 2010, cuando -impactado por una belleza que complementa su cocina- escribió: "Helena Rizzo es extremadamente bonita y sonríe con facilidad y calidez. También es tímida y sensible, y aunque con sus 53 kilos y 1.70 metros no se le consideraría pequeña, a veces parece desaparecer dentro de la cocina".

NACE UNA ESTRELLA

Nacida en 1978 en Porto Alegre, la capital del sureñísimo Rio Grande do Sul, Helena soñó con ser modelo desde que tenía 14 años. También quiso ser arquitecta, pero al notar que tenía habilidades para la cocina, decidió dejar la tierra de las buenas carnes y la hierba mate para irse a Sao Paulo. Tenía 18 años.

Sus primeros trabajos fueron en restaurantes como Gero Fasano y Roanne, además de ser discípula de la chef brasileña Neca Menna Barreto. Luego, a los 21 años y con dos socios más, abrió Na Mata Café.

DE LA EXPERIENCIA NACE MANÍ

Dos años más tarde, en el 2000, salió de Brasil en busca de nuevas experiencias. En su página web indican que vivió en Italia cinco meses y que luego se fue a España por tres años, sumando ocho restaurantes. El más destacado, sin duda, fue El Celler de Can Roca, hoy considerado el mejor restaurante del mundo. Roca la contrató y ubicó como chef de partida en MOO, el restaurante de Joan Roca en Barcelona. Allí estuvo un año antes de volver a Brasil.

Helena regresó el 2004 a Brasil. La siguió, un año más tarde, Daniel Redondo, el cocinero catalán que se convirtió en su pareja y con quien abrió el restaurante Maní el 2006, en la exclusiva zona gastronómica de Jardim.

Ella cocina de noche, él de día (o viceversa). Alguna vez nos dijo que era mejor así, quizá con la idea de no enfrentar dos egos en una misma cocina. 

BRINDANDO CON CHAMPAGNE

En setiembre pasado, Helena Rizzo recibió en Lima el premio Veuve Clicquot a la Mejor Chef Femenina de Latinoamérica. Y ayer mismo su nombre ha saltado a la categoría mundial. Ha tomado este triunfo con absoluta humildad, agradeciéndolo con emoción, pero también recordándonos que "cada uno de nosotros puede ser el mejor en una situación particular, en un momento dado, a los ojos de una determinada persona". Son palabras que pintan de cuerpo entero a la joven gran cocinera brasileña, que el 28 de abril próximo, en el Guildhall de Londres, recibirá los aplausos de sus muy famosos colegas cocineros del mundo, la gran mayoría hombres, que hacen espacio y reconocen el trabajo del género que por siglos ha alimentado al mundo con cariño, esfuerzo y pasión.

SEPA MÁS

El premio está inspirado en la vida y logros de Madame Clicquot quien, hace 200 años, marcó la pauta a seguir para las mujeres en el mundo de los negocios.

El galardón ha sido otorgado antes a Elena Arzak (España), Anne-Sophie Pic (Francia) y Nadia Santini (Italia).

En el 2014, Helena Rizzo presentará su primer libro de cocina, que llegará a la par con la apertura de su segundo restaurante.