Los protocolos de seguridad en los zoológicos de Lima
Los protocolos de seguridad en los zoológicos de Lima

Luego de que dos leones y un gorila fueran sacrificados en Chile y EE.UU., debido al ingreso no autorizado de un joven y un niño al ambiente que ocupaban los animales, representantes de los zoológicos de Lima descartaron que incidentes similares ocurran en sus establecimientos.

De acuerdo con el reglamento para la gestión de fauna silvestre, emitido por el Serfor, los zoológicos deben contar con ambientes que garanticen no solo la protección de los animales, sino también su integridad y distancia con relación a los visitantes. 

La norma exige colocar al menos dos barreras que separen a las visitas de los ambientes ocupados por los ejemplares, contar con rejas o vidrios contraplacados de al menos 4 metros de alto, además de un boquerón de 1,5 metros de ancho por 40 centímetros de profundidad, y un techo eléctrico que disuada al animal –o a algún intruso– de abandonar su hábitat.

“Como medida adicional, contamos con un desnivel enrocado en cada ambiente ocupado por animales que, azuzados, podrían resultar peligrosos para los visitantes”, afirma Pierre Chávez, asesor de seguridad del Parque de las Leyendas (San Miguel). Este local recibe a unos 13 mil visitantes los fines de semana y al menos 25 mil durante los feriados.

En el felinario del parque, de unos 5.000 m2, dos tigres de bengala, tres leones, dos tigres blancos y tres pumas andinos pasan sus días en ambientes dotados de los dispositivos de protección descritos. Los felinos despiertan tal fascinación entre las visitas, que los más pequeños aprovechan cualquier descuido de sus acompañantes para pegar sus caritas y manos a los vidrios de seguridad. 

Cuando esto ocurre, los guardaparques que patrullan el ambiente procuran devolverlos hacia las áreas detrás de las barreras. “Los niños son traviesos, pero así golpeen los vidrios no corren peligro gracias a la altura de las estructuras”, asevera Jorge Ísmodes, quien vigila el felinario.

Similar es la situación en el Parque Zoológico Huachipa, donde tigres, jaguares y leones están protegidos por cercos de 2,20 metros de alto y tres láminas de vidrio reforzado de 2,5 centímetros de espesor. “Como integrantes de la Asociación Mundial de Parques Zoológicos y Acuarios, garantizamos que los animales sean apreciados en un espacio que evite que se estresen y garantice su calidad de vida”, precisa Pilar Martínez, vocera del recinto.

Eva Chomba, veterinaria que ha colaborado con Animal Defenders International (ADI), entidad que rescata animales silvestres en cautiverio ilegal, destaca la atención brindada a los ejemplares: “No apoyamos el uso de animales para el espectáculo, pero sí que los zoológicos autorizados diseñen planes de contingencia especiales para cada especie”.

—El último recurso—
En los 52 años que tiene el Parque de las Leyendas y los 18 del Parque Zoológico Huachipa, no hubo incidentes por el ingreso de visitantes. Sin embargo, ambos recintos disponen de rifles que disparan dardos con tranquilizantes, los cuales duermen a los animales de cinco a diez minutos.

“La amenaza más real es la de un sismo o un incendio cerca. De haber una fuga, la prioridad es proteger a las personas disparando los dardos a los animales”, explica Israel Machado, del Parque de las Leyendas. 

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