En “El Portal de los muertos”, Nicolas Cage encarna a un camionero traumatizado por los recuerdos de su familia fallecida. Una espiritista le ayudará a encontrar el alma perdida de su hija, pero con terribles consecuencias.
En “El Portal de los muertos”, Nicolas Cage encarna a un camionero traumatizado por los recuerdos de su familia fallecida. Una espiritista le ayudará a encontrar el alma perdida de su hija, pero con terribles consecuencias.
Enrique Planas

Le debemos historias sublimes y la basura más hedionda. El ganador de un Oscar por su papel en "Adiós a Las Vegas" ha protagonizado un verdadero sube y baja en la balanza del entretenimiento y la calidad. En un buen día,  resulta en extremo versátil y empático. En uno malo, bordea la parodia de sí mismo. ¿Cómo explicar esta polaridad?

Melenudo Nicholas Cage en traje de Superman. A mediados de los noventa, parecía que Tim Burton lo ficharía para encarnar al héroe. Pero el proyecto jamás llegó a cuajar.
Melenudo Nicholas Cage en traje de Superman. A mediados de los noventa, parecía que Tim Burton lo ficharía para encarnar al héroe. Pero el proyecto jamás llegó a cuajar.

La primera respuesta es económica: Cage acepta todo lo que le ofrecen para pagar sus millona-rias deudas con el fisco. En efecto, el actor rueda un promedio de cinco películas al año para enfrentar una deuda con Hacienda que, actualmente, bordea los 14 millones de dólares. Pero también este derroche profesional tiene que ver con su propia excentricidad. Digámoslo claramente: Nicolas Cage está loco, utilizando la acepción del diccionario que define a todo aquel que funciona sin control, que excede, en mucho, lo presumible.

En el filme animado “Spider-Man: Un Nuevo Universo”,    Cage pone la voz a “Spider-Man Noir”,   moldeado como un detective de los años 40.
En el filme animado “Spider-Man: Un Nuevo Universo”, Cage pone la voz a “Spider-Man Noir”, moldeado como un detective de los años 40.

Estas características explican que uno de los actores mejor pagados de Hollywood, quien fuera dueño de una fortuna de 150 millones de dólares, vea hoy su patrimonio reducido a solo 25 millo-nes, según informa el tabloide "Daily Mail". A lo largo de su carrera, Cage llegó a tener 15 propie-dades, incluida una mansión frente al mar en Newport Beach, California, una finca rural en Rhode Island, un palacio en Las Vegas y un castillo en Alemania. Entre otros caprichos destacan la com-pra de un cráneo de dinosaurio, además de coches de lujo y animales exóticos (cobras albinas, tiburones y pulpos gigantes). Asimismo, brillan dos colecciones personales: la de cabezas reduci-das de pigmeos y la de cómics, tasada en más de 1,6 millones, la cual incluye el primer número de "Action Comics" (junio, 1938), que contiene la primera aventura de Superman. Por cierto, el hijo del actor, actualmente de 14 años, lleva como nombre Kal-El, el nombre original del Hombre de Acero. Tal es la pasión que Cage siente hacia las historietas. Un último chisme para redondear su vida exagerada: el pasado sábado 23 de marzo, Cage acudió a un tribunal del condado de Clark, en Nevada, para casarse con la maquilladora profesio-nal Erika Koike. La cosa no salió bien, pues cuatro días después el actor volvió al edificio oficial para iniciar los trámites de divorcio, arguyendo que, tanto él como Koike, estaban demasiado bebidos como para entender en qué se estaban metiendo. Cuatro días de casado es el récord personal para Cage, quien compartió seis años junto a Patricia Arquette, tres meses con Lisa Ma-rie Presley y doce años con Alice Kim.

Siempre entre dos mundos, esta semana Cage protagoniza “el portal de los muertos” en salas locales.
Siempre entre dos mundos, esta semana Cage protagoniza “el portal de los muertos” en salas locales.

—Un actor de método—
Un comportamiento excéntrico se expresa con una actuación peculiar, que el propio actor define como "Nouveau Shamanic" o neochamanismo, la cual bebe de elementos culturales y filosóficos vinculados a las costumbres ancestrales místicas, prácticas adivinatorias y pseudoterapias. El sobrino de Francis Ford Coppola y primo de los directores Roman y Sofia Coppola, asume la actitud zen para elegir papeles de un amplio abanico, desde proyectos del cine independiente hasta delirantes guiones de temática sobrenatural.
Que importa si el impostado Sean Penn lo ridiculice en "The New York Times" diciendo que su antiguo amigo ha dejado de ser un actor para convertirse en un intérprete. O que el olvidado Nick Nolte se queje en "USA Today" que Cage se ha convertido en un actor unidimensional, o que Stephen Baldwin reniegue en el "New York Daily News" de cualquiera de sus películas. Cage ha comentado que los dramas regulares le resultan aburridos y limitantes y que, por ello, abraza con pasión los géneros más fantásticos, de terror o ciencia ficción, para mantenerse a la vanguardia y seguir conectando con el público.

"Comencé a actuar porque quería ser James Dean. Lo vi en 'Rebelde sin causa', en 'East of Eden'. Nada me afectó, ninguna canción de rock ni música clásica, de la forma en que Dean me afectó en Eden. Me asombró y eso es lo que quería hacer", comentó el actor a la prensa. Así, Cage replantea el sentido de la rebeldía: puede ser que acepte cualquier papel por dinero, pero no por ello debe mostrarse servil con sus empleadores.

Nicolas Cage en su sutil campaña contra la productora del filme "Caza a un terrorista". Imposibilitado legalmente de criticar el filme, lleva impreso en su polo la cláusula del contrato que se lo impide.
Nicolas Cage en su sutil campaña contra la productora del filme "Caza a un terrorista". Imposibilitado legalmente de criticar el filme, lleva impreso en su polo la cláusula del contrato que se lo impide.

Ejemplo de ello fue su irónica campaña contra "Caza Al terrorista" (2014), filme que el propio ac-tor considera su peor película. Y no por sus estropicios técnicos o deslices actorales, sino porque no le gustó nada que, inconsultamente, el estudio alterara el montaje. Ello lo llevó, junto a deca-dente director Paul Schrader y al fallecido actor Anton Yelchin, secundario en el filme, a colgar en las redes sociales fotografías donde vestían camisetas que llevaban impresa la cláusula del con-trato que les prohíbe criticar el filme en que participaron. Ese es el actor que nos parece entrañable: aquél que no teme al ridículo, determinado a inter-pretar a héroes malditos como si estuviera en una comedia, ahorcado por el pago de impuestos como todos lo estamos con nuestras hipotecas. Nicolas Cage nos enseña a sobrellevar la ver-güenza ajena (así como la alopecia androgénica), a asumir nuestros placeres culposos con hu-mano humor. Hasta que llegue la siguiente y sublime película cuya actuación nos sorprenda. Y en eso, Cage es único.

Sus 6 mejores filmes

Educando a Arizona (Raising Arizona, 1987) de Ethan Coen y Joel Coen
Un joven y bigotudo Cage en estado de gracia en la que, para muchos, es la mejor cinta de su carrera. H.I. McDunnough es un ex convicto cuyo único anhelo es iniciar una familia al lado de su esposa Edwina. Sin embargo, incapaces de tener hijos y de adoptarlos por su pasado criminal, ambos deciden robar un bebé a un ricachón regional. Sus decisiones absurdas y equivocaciones delirantes, (la marca de fábrica de los Coen), producen en el espectador una profunda empatía. Finalmente, se trata de un hombre que solo quiere lo mejor para su familia.

Educando a Arizona
Educando a Arizona

Adiós a Las Vegas (1995) de Mike Figgis
Sin duda, otro de los puntos más elevados de su carrera. Su interpretación de Ben Sanderson le valió un Oscar en la categoría de Mejor Actor: un guionista que lo perdió todo por su alcoholismo, ha decidido realizar un último viaje a Las Vegas para dejarse morir. Una cinta decididamente trá-gica y sin esperanza, imperdible para cualquier cinéfilo.

Adiós a las vegas
Adiós a las vegas

El ladrón de orquídeas (Adaptation, 2002) de Spike Jonze y Charlie Kaufman
Tras el éxito de “Quieres ser John Malcovich”, Jonze y Kaufman aprovecharon el talento de Cage para su siguiente cinta, delirante y llena de giros de guion. El actor encarna al propio Charlie Kau-fman y a su hermano gemelo –ficticio y diametralmente opuesto– Donald, en el proceso de adaptar el libro de Susan Orlean, la celebrada periodista del "New Yorker". El papel le valió una nominación al Premio de la Academia y otra para su notable guionista.

El ladrón de Orquídeas
El ladrón de Orquídeas

Contracara (Face/Off, 1997) de John Woo
Maravilloso enfrentamiento de dos íconos en una pela de acción arriesgada y frenética, verdade-ro taquillazo del director hongkonés. Cage encarna al demencial criminal Castor Troy, para des-pués terminar interpretando al atormentado policía Sean Archer, disfrazado de Castor Troy. No se confunda: tanto él como John Travolta interpretan a la perfección ambos papeles, jugando a policía y ladrón y viceversa, delirante situación que resultó fundamental para el éxito del filme.

Contracara
Contracara

La Roca (The Rock, 1996) de Michael Bay
Antes de convertirse en el maquinista de la saga Transformers, Bay nos ofrece una cinta de ac-ción de antología: Cage encarna al químico Stanley Goodspeed, quien deberá recurrir a la ayuda de un veterano espía británico –un brillante Sean Connery– para evitar un ataque terrorista que tiene a la isla de Alcatraz como epicentro. Lejos de interpretar al tradicional héroe de acción, el actor se muestra nervioso e indeciso antes de asumir, con algo de suerte, su decisivo rol en la resolución del peligroso conflicto. Y con Connery, la química es explosiva.

La Roca
La Roca

Mandy (2018) de Panos Cosmatos
Un fenómeno de crueldad y belleza. El terror psicodélico del director de "Beyond the Black Rain-bow" recupera al actor para ofrecerle el papel de un leñador que debe enfrentarse a las fuerzas del mal para rescatar a su amada. La historia comienza cuando Mandy (Andrea Riseborough), se cruza por casualidad con el líder de una secta que, a primera vista, querrá poseerla. Un filme en-loquecido, que suma fantasía, terror, venganza e imaginería "Heavy Metal" de los ochenta, ade-más de rock progresivo y abstracción estética. Con su insólita coherencia autoral, el director griego-canadiense aprovecha las posibilidades de Cage hasta la médula.

Mandy
Mandy

Los 6 peores filmes

Peligro en Bangkok (2008) de Danny Pang Fat
Era tal el peligro de bancarrota del actor, pero para evadirla, no dudó en protagonizar este filme de argumento inexistente, persecuciones que nunca mantienen un plano fijo por más de dos segundos para evitar mostrar lo floja que lleva la peluca. El actor encarna a un asesino enamora-do de una chica sordomuda, mientras mata a un montón de gente que nadie extrañará. Las es-cenas de acción son malas hasta alcanzar lo sublime. Aburrida como una carrera de caracoles, además de un fracaso de taquilla con solo $ 42 millones de ingresos, quizás estemos frente a su filme más decepcionante, aunque dicen que al actor le gustó tanto que no se conformó con dis-frutarla en su salón personal decorado con calaveras, sino que produjo su propio 'remake'. Nadie en su sano juicio puede explicar por qué.

Peligro en Bangkok
Peligro en Bangkok

La mandolina del capitán Corelli (2001), de John Madden.
Durante la ocupación italiana de Grecia en la segunda guerra mundial, Cage lleva el uniforme de un capitán invasor se enamora de Pelagia, una joven griega interpretada por Penélope Cruz. A lo largo de las dos horas de azúcar y romanticismo ingenuo, el actor es incapaz de aprender el acen-to italiano y de convencernos que nos debe interesar la historia de un oficial que se equivocó de bando y de película. Felizmente, una bala de cañón lo tritura. No sabemos si disparada por el ejército helénico o por un cinéfilo militante.

La mandolina del Capitán Corelli
La mandolina del Capitán Corelli

La leyenda del tesoro perdido 2 (2007), de Jon Turteltaub.
Un ejemplo del profundo daño que hicieron las novelas de Dan Brown al cine de entretenimien-to. Si en su primera entrega el cazador de tesoros Ben Gates llegó a descubrir el gran depósito escondido por los fundadores de la patria siguiendo el mapa impreso tras el acta de Independen-cia, en la secuela queda poco por descubrir. Sin cuero ya para encarnar a un héroe de acción, al actor le quedan solo diálogos moralistas y cursis.

La leyenda del tesoro perdido 2
La leyenda del tesoro perdido 2

Ghost Rider: Espíritu de venganza (2012) de Brian Taylor y Mark Neveldine
Todavía nos preguntamos quién aprobó esta secuela, cuando ya la primera esa bastante mala al evidenciar el patético intento de Nicholas Cage para montarse sobre la ola de los filmes de su-perhéroes. Engañado por el diablo, el popular motociclista Johnny Blaze vende su alma y con ello se convierte en un temible justiciero. Cuentan que el actor pidió protagonizar este film por ser su cómic de Marvel favorito, lo que nos da idea de lo que habría hecho con superhéroes más pode-rosos, como el improbable Superman de Tim Burton. Con una dirección más que pobre y llena de efectos baratos, su fuego no quema.

Ghost Rider 2
Ghost Rider 2

El culto siniestro (The Wicker Man, 2006) de Neil LaBute
Gran esfuerzo para interpretar el peor papel de su carrera, Cage da vida a un sheriff que investi-ga la desaparición de una pequeña niña en una isla habitada por una secta. Demora en descubrir que los lugareños ocultan un secreto y los misterios por resolver son demasiados. Una película de horror, suspenso y thriller resulta una joya del humor involuntario, con puntos tan deliciosos como verlo disfrazado de oso, golpeando a una joven isleña en la cara. Más miedo produce saber que el actor está interesado en filmar una secuela. Piedad, por favor.

El culto siniestro
El culto siniestro

Caza al terrorista (Dying the Light, 2014), de Paul Schrader
La incluimos en este listado porque es el mismo actor quien la considera como su peor película. Y no necesariamente por sus estropicios técnicos, sino porque no le gustó que, de forma inconsul-ta, el estudio alterara el montaje. Ello lo llevó, junto al director y al fallecido actor secundario An-ton Yelchin, a posar con una camiseta en la que se reproduce la cláusula del contrato que les prohíbe criticar el filme en que participaron.

Caza al terrorista
Caza al terrorista

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