Freyre es comandante del Ejército del Perú y tiene publicadas seis novelas. (Foto: Rolly Reyna)
Freyre es comandante del Ejército del Perú y tiene publicadas seis novelas. (Foto: Rolly Reyna)

Por su carrera militar, que lo ha llevado a recorrer los pueblos más lejanos y escondidos del país, (Lima, 1974) habla como una máquina recopiladora de las más diversas y alucinadas anécdotas. Y por su carrera de escritor, ha logrado transformar muchas de esas historias en seis novelas ya publicadas.

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La primera de ellas es "El fantasmocopio", que reedita nueve años después de su aparición. Un relato de ciencia ficción y mucho humor sobre la invención de un dispositivo que permite a la gente establecer contacto con el más allá. A propósito de ese relanzamiento es que el autor nos responde.

— ¿Cuándo escribes esta novela y en qué contexto?
Este libro lo escribí en la frontera norte, en Zarumilla, más o menos en 45 días y cuando los zancudos me estaban matando. Tenía que sentarme con cinco de esos repelentes en espiral y parecía que flotaba en el humo. Pero la trama surgió un poco más atrás, por la curiosidad que siempre he tenido por la forma en que las personas observan la muerte. En mis viajes por provincias, sobre todo en Puno, descubrí toda la parafernalia que existe en torno a los muertos, como el hecho de llevarles comida al cementerio. Un mundo mucho más complejo que el que yo conocía. Y la idea de la máquina llamada fantasmocopio la tomé de una historia sobre una imprenta del siglo XVI, en Juli. Me contaron que era una imprenta que llegó sin planos ni manual, pero apareció un indígena y la armó. La gente creyó que estaba poseído y casi lo quema. Lo cierto es que el tipo era un genio simplemente.

— Llama la atención el vínculo que se establece entre la fe y la ciencia ficción. ¿Tienen puntos en común?
Eso es algo que tiene que ver con el conocimiento humano. Antes la gente le temía a los rayos, por ejemplo, hasta que descubrió que son producto de dos nubes que chocan. Yo creo que lo mismo va a ocurrir el día en que el conocimiento nos lleve a descubrir qué es la muerte, el gran misterio de la humanidad. Cuando eso ocurra, la fe va a sufrir un colapso fundamental, va a tener que reinventarse. Y la ciencia ficción va a perder un tema.

— Y en la novela el caos que se desata empeora con los medios de comunicación y sus psicosociales…
Creo que eso nunca va a pasar de moda. Es un tema que también toco en otra de mis novelas, "El semental", y alude a un rasgo muy común en países como el Perú o México, que es el hecho de ser países muy mesiánicos, siempre a la espera del “hombre prometido”. Y lo mediático también fabrica a estos hombres. Un ejemplo cercano es Augusto Ferrando. También pienso que tiene que ver con que somos una nación muy poco institucionalizada. Recuerda que cuando escribí esta novela vivíamos los rezagos del montesinismo y pude ver muy de cerca cosas que parecían sacadas de la mente de Joseph Goebbels.

— En una parte del libro ocurre algo inesperado: la Guerra de la Mierda. ¿Qué tan real es que los conflictos se originen por razones así de absurdas?
Hace 150 años era absurda una guerra por el petróleo, algo que se usaba para limpiarse los zapatos y que, si te pones a pensar, es basura, materia orgánica en descomposición. Pero cada vez que el ser humano descubre que hay algún elemento que pueda generar riqueza, eso se convierte a la vez en una esperanza y comienza el conflicto. Los conflictos han variado muchísimo a lo largo de la historia. Antes era más poderoso quien tenía más tierras, pero ahora eso ha sido reemplazado por la tecnología. Pasó con el caucho, con el guano. Y por eso en la novela el descubrimiento del fantasmocopio genera tal caos.

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: librería Íbero de Larcomar (Parque Salazar, Miraflores. Cuándo: hoy, 7 p.m.
Ingreso: libre.

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