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Fernando Cáceres Freyre

Estimados congresistas:

Durante una crisis hay algunas cosas que no se pueden hacer. Una es hacerle caso a quienes te aconsejan dar una respuesta legal, para salir de una crisis reputacional. Eso es lo que hicieron ustedes la semana pasada. El presidente del Congreso declaró que “la aún la veremos plasmada dentro de tres años, hay tiempo para discutirla, para evaluarla”, generando la percepción de que se iban a sentar en ellas.

De hecho, desde el 2016, ustedes han usado legalismos para responder fundadas acusaciones de obstruccionismo. Por ejemplo, tras que anunciaran la censura de la ministra de Educación, Marilú Martens, en medio de una huelga de maestros azuzada por el Movadef y Conare, el congresista Galarreta señaló: “[La censura] es una facultad y obligación constitucional del control político y el control político se puede ejercer con interpelaciones, censuras e invitaciones”, y agregó: “El no es obstruccionista”, ¿se pudo dar una respuesta más legalista?

La diferencia es que ahora recurrieron al legalismo en medio de un descrédito sin precedentes, no solo de , sino de la clase política en general. En medio de este clima, la población no va a aceptar respuestas legales frente a cuestionamientos reputacionales. Así, si hoy otorgan la confianza al primer ministro Villanueva, no pueden argumentar que las normas no les dan plazo alguno para aprobar los cuatro proyectos de ley. Y si no votan la cuestión de confianza por razones legales, necesitan cumplir con aprobar este 4 de octubre los cuatro proyectos de ley ofrecidos.

Y cuando digo “la población no va a aceptar”, no me refiero a una “toma de la Bastilla”. Me refiero a que responder con legalismos, voten o no la cuestión de confianza, solo será gasolina para que el oponente político, Vizcarra azuzado por el antifujimorismo, incendie la pradera y cierre el Congreso. Sí, ya vimos que Vizcarra es susceptible a ese tipo de presiones. Hoy los antis justifican la cuestión de confianza en el hartazgo del chico que se cansó de que le hagan ‘bullying’ por dos años seguidos, pero la han justificado desde diciembre del 2016 cuando ocurrió la censura de Jaime Saavedra.

Su gran error es trazarse como meta el destruirlos a ustedes. Su partido, como ocurrió antes con Gana Perú, y ocurre con casi todos los partidos que acunan a los candidatos a alcaldes o gobiernos regionales, son grupos de personas que solo tienen en común el deseo de estar en el poder. ¿O ustedes creen que comparten una ideología común? Les aseguro que la mayoría de ustedes no tiene ninguna preferencia, por ejemplo, en hacia dónde llevar la economía.

El problema de la calidad de la representación nacional no se va a solucionar destruyéndolos. El gran objetivo son las reformas. Aquellas que nos permitan crear suficientes incentivos, y pesos y contrapesos, para mejorar la calidad de los representantes.

Este 4 de octubre, con independencia de si el Tribunal Constitucional resuelve antes la acción de inconstitucionalidad sobre la cuestión de confianza, deben quedar aprobados los cuatro proyectos de ley. No tres, cuatro. Pero, por supuesto, si en esos proyectos introducen cambios, como probablemente harán con las cuotas de género para senadores, le “darán el vuelto” a quienes piden que los manden a su casa, y será políticamente inviable acusarlos de no haber aprobado las reformas.

Esta batalla la ganó Vizcarra, por culpa de ustedes. Tras el 4 de octubre, lo mejor sería que aprovechen el #modoreformista para introducir más cambios constitucionales. La reducción al mínimo indispensable de la inmunidad parlamentaria es esencial. De paso demostrarían que había mucho más que cambiar que lo propuesto por su adversario político.

Saludos
Fernando Cáceres

*El autor fue viceministro de Educación durante la huelga de maestros del 2017.