Augusto Townsend Klinge

Entender la en el Perú sería mucho más fácil si hubiera claridad sobre qué representa cada partido en términos ideológicos. Si fuéramos a tomarles la palabra a algunos de sus representantes, quedaríamos muy confundidos si escucháramos a Guido Bellido, congresista elegido por Perú Libre, decir que “el 95% de los partidos políticos en el Perú son de ”, y luego a Fabiola Morales, secretaria general de Renovación Popular, afirmar que el suyo es “un partido más de izquierda que de derecha”. ¿Cuáles son entonces los contornos de la derecha en el Perú? Pregunto con genuina curiosidad.

Esta semana se celebró el Foro Madrid en Lima y uno vio asistiendo a las conferencias a congresistas de Fuerza Popular, Renovación Popular, Acción Popular y Avanza País. ¿Ocupan estos partidos (o los congresistas que estaban allí representándolos) el mismo espacio ideológico o son variedades de derecha que buscan, más bien, diferenciarse entre sí?

Alguien podría decir que la clasificación izquierda-centro-derecha ha quedado desfasada y que más útil resulta distinguir entre los partidos o políticos en función de si tienen ideas progresistas, , o totalitarias (haga usted la prueba aquí: ).

Entre las derechas naturalmente hay coincidencias: (en teoría) tienden a valorar la libertad sobre la igualdad, el individualismo sobre el colectivismo, promueven la competencia y defienden la propiedad privada. Pero también hay diferencias, y solemos subestimar cuán grandes pueden llegar a ser.

Contrastemos, por ejemplo, a las derechas liberales y las conservadoras, un ejercicio que resulta valioso por estos días. Las primeras ven al Estado como un riesgo permanente a los derechos individuales de los ciudadanos en tanto ejerza de manera abusiva su monopolio legal de la fuerza. Las segundas creen que ciertos niveles de represión se justifican –aun cuando afecten esos derechos– si disuaden la perturbación del orden o logran restaurar el principio de autoridad. Difícilmente estarán en la misma página al evaluar la forma como el gobierno de Dina Boluarte ha enfrentado la protesta social en los últimos meses.

Tienen también una concepción muy distinta en cuanto a qué debe permitir o prohibir el Estado en el ámbito de la esfera privada. Las derechas conservadoras tienen una interpretación restrictiva y tradicional del concepto de familia y ven como una transgresión todo lo que se aparte de él. Las derechas liberales no encuentran justificación alguna en que el Estado interfiera en cómo las personas deciden conformar sus familias si no afectan los derechos individuales de alguien más.

Las derechas conservadoras suelen tener visiones nativistas y prefieren controlar las fronteras, mientras que las derechas liberales defienden la libre movilidad de las personas. Incluso en temas económicos puede haber discrepancias fuertes: las derechas conservadoras son más proteccionistas y admiten mayor intervención estatal en la economía; las liberales defienden el libre comercio y rechazan que se discrimine entre inversionistas por razones de nacionalidad. De un tiempo a esta parte, a las primeras les gusta calificarse como “patriotas” y etiquetar a las segundas como “globalistas”.

Una pregunta importante que habría que hacerse es si difieren en cuanto a su valoración de las reglas democráticas. Hay partidos de derecha conservadora que compiten dentro de ese marco institucional pero que, en realidad, buscan subvertirlo (la derecha radical populista) y hay otros que lo atacan abiertamente (la extrema derecha). El mayor riesgo a la democracia de este lado del espectro está en las manifestaciones cada vez más autoritarias de derecha conservadora, pero alguna explicación tendrían que dar los liberales también respecto de por qué han (hemos) dejado que la democracia liberal entre en crisis en buena parte del globo.

En el Perú, si uno se identifica como de derecha conservadora, encuentra varias opciones en el menú político tradicional. Pero si es genuinamente de derecha liberal, verá quizá algunos políticos liberales desperdigados en ciertos partidos, mas no un partido que defienda orgánicamente esas ideas. La derecha liberal ha preferido la tecnocracia a la política partidaria, y lo que pasa hoy con varios de sus exponentes es que eligen presentarse como conservadores para seguir políticamente vigentes.

Algunos electores de derecha pensarán que se necesita unificar fuerzas de ese lado del espectro para tener un mejor desempeño electoral. Otros pensarán que, para hacer prevalecer ciertos valores (la democracia entre ellos), es más sensato buscar converger hacia el centro que hacia el extremo.



*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Augusto Townsend Klinge es fundador de Comité de Lectura y cofundador de Recambio