"El populismo será una bandera común entre los principales candidatos a la presidencia". Escribe Pedro Tenorio. (Ilustración: Giovanni Tazza)
"El populismo será una bandera común entre los principales candidatos a la presidencia". Escribe Pedro Tenorio. (Ilustración: Giovanni Tazza)
Pedro Tenorio

A siete meses exactos de las elecciones de abril del próximo año no se necesita ser muy avispado para entender que el populismo será una bandera común entre los principales candidatos a la presidencia (y entre quienes aspiren a integrar el próximo Congreso). ¿No estaré exagerando, ahora que hasta ha reaparecido advirtiéndonos de los peligros de repetir este tipo de “errores del pasado”?

No, para nada. La propia bancada de Fuerza Popular ha incurrido en populismo votando por leyes peligrosas para la estabilidad económica. Lo dicho por la lideresa naranja es tan solo una finta, un esfuerzo por diferenciarse de una tendencia que define –ahora– como fallida, pero que practica a través de su bancada. Sabemos los riesgos que representa, pero así procederá la mayoría de candidatos en la elección presidencial del próximo 11 de abril. No lo duden.

Ninguno podrá sustraerse de proponer “cambios radicales al modelo”, prometiendo, además, un “nuevo pacto económico y social”, sin detenerse a definirlo con claridad, precisar cuánto le costaría al país o qué tan factible sería concretarlo en cinco años; eso es lo de menos en una campaña electoral, como ya se ha visto.

Desde esta columna promovemos un diseño de gestión pública que coloque por delante la salud, la educación, la seguridad ciudadana y fomente la creación de empleos dignos para millones de peruanos. Pero si algo hemos aprendido desde 1990 es que el equilibrio fiscal resulta fundamental para que todas aquellas promesas sean realizables.

Ahora bien, durante una campaña electoral el mensaje más efectivo es el que quieren oír los votantes y no el que deberían escuchar. Y es evidente que habrá una demanda masiva para que se corrijan cuanto antes los graves efectos de la pandemia. Si los expertos aseguran que en términos económicos el Perú está retrocediendo diez años como mínimo, ¿no conviene recordar quién fue elegido hace una década, obteniendo así el apoyo de poco más de la mitad de los electores? Fue Ollanta Humala. En su caso no contó la experiencia previa o un programa de gobierno articulado. ‘La Gran Transformación’ fue un documento trasnochado e impreciso que, por suerte, no se implementó durante el quinquenio humalista, pero que evidencia uno de los derroteros que seguirá la oferta electoral en los próximos meses.

Desde una nueva Constitución (¡el papel aguanta todo!) hasta un “Quiero mi plata, ¡ya!” (los fondos de jubilación cada vez más amenazados), pasando por promesas de una creciente intervención estatal en la economía. Esa será “la música” que oiremos en los meses por venir. Estamos advertidos.