Editorial 2: Antenitas de vinil
Editorial 2: Antenitas de vinil

De más está decir que la inseguridad ciudadana se ha convertido, en los últimos años, en la angustia más acuciante para los peruanos. Dentro del abanico de factores que la configuran, las extorsiones ocupan un lugar central. No solo por la zozobra que causan, sino porque, según datos de la Policía Nacional emitidos en el 2013, el 95% de las llamadas con dicho propósito criminal se efectúa desde las celdas penitenciarias; es decir, las realizan delincuentes ya capturados cuya capacidad de amenaza debería ser nula.

Preocupa, por ello, la comprobación realizada por este Diario la semana pasada en el penal El Milagro, en Trujillo –uno de los más peligrosos del país–, en el sentido de que los bloqueadores ahí instalados no funcionan desde hace un mes y que cualquiera de sus 4.660 internos puede efectuar llamadas al exterior sin interferencia alguna. De hecho, una fuente del INPE estimó que, en estas condiciones, diariamente se ejecutan desde ese penal unas 50 extorsiones. La inoperancia de los bloqueadores en dicho recinto, además, no es nueva y ha sido documentada desde su puesta en funcionamiento en mayo del 2014.

Llama la atención, entonces, que la iniciativa para culminar con la instalación de bloqueadores en 33 penales del país, no fuera tocada por el gobierno en su anuncio de medidas contra la inseguridad ciudadana para los 100 primeros días de gestión, a pesar de que el plan de gobierno de Peruanos por el Kambio señala: “es urgente terminar, antes del 2016, con la instalación por parte de la empresa concesionaria de los bloqueadores en los penales seleccionados”. Podría comenzarse, por ejemplo, combatiendo la acefalía que sufre hoy el INPE, cuyo jefe Julio Magán renunció en agosto pasado y todavía no encuentra sustituto.

Lo cierto, no obstante, es que le compete ya al actual gobierno que las antenas colocadas en El Milagro no sean ‘de vinil’, como las del Chapulín Colorado, y permitan quitarle a los extorsionadores la posibilidad de seguir delinquiendo tras los barrotes.