"La reacción de la opinión pública y la prensa, como era previsible, no se hizo esperar y Guevara retrocedió tratando de sostener que no había dicho lo que dijo".
"La reacción de la opinión pública y la prensa, como era previsible, no se hizo esperar y Guevara retrocedió tratando de sostener que no había dicho lo que dijo".
Editorial El Comercio

El viernes de la semana pasada el gobernador regional de Cajamarca, Mesías Guevara, tuvo una intervención en el Consejo Regional de Seguridad Ciudadana de su localidad que lo ha puesto en entredicho. “Aquí a la región Cajamarca, vienen un promedio de 20 buses, por ejemplo de Chiclayo a Cajamarca, igual de Trujillo a Cajamarca […] y ahí no sabemos qué tipo de gente está viniendo; incluso muchos vienen aquí a practicar sus malas costumbres, sus malas artes”, dijo. Y más adelante agregó: “Igual, tanto en Jaén como Cajamarca, […] hay mayor afluencia de ciudadanos extranjeros, donde muchas veces están trayendo violencia”.

Habló también de instalar, “en articulación con la policía” y las municipalidades, cámaras “para identificar quiénes están viniendo”.

Como es obvio, con ese discurso estaba asociando la procedencia de las personas con un tipo de comportamiento negativo (cuando no abiertamente delictivo) e identificando así el presunto origen de algunos de los problemas de seguridad que padece su región. En buena cuenta, estaba cultivando la conocida práctica de culpar al forastero, tan antigua como la especie humana.

La gente indeseable puede tener cualquier origen, local o foráneo. Pero poner el foco en lo segundo le permite al gobernador no enemistarse con su electorado y crear al mismo tiempo la ilusión de que con un ‘filtro’ adecuado – las cámaras – la inseguridad en la región podría disminuir de modo sensible.

La reacción de la opinión pública y la prensa, como era previsible, no se hizo esperar y Guevara retrocedió tratando de sostener que no había dicho lo que dijo. Otro clásico.

Pero seamos claros: lo suyo fue un desliz xenófobo sin atenuantes. La buena noticia, sin embargo, es que en nuestro país estas cosas ya no pasan desapercibidas y el que termina teniendo que pasar sus palabras por un filtro es, por lo general, el discriminador.

El gobernador regional de Cajamarca haría bien en entenderlo.