La madrugada de este viernes el Congreso de la República le otorgó el voto de confianza al Gabinete Ministerial presidido por Salvador del Solar. (Foto: Mario Zapata / GEC)
La madrugada de este viernes el Congreso de la República le otorgó el voto de confianza al Gabinete Ministerial presidido por Salvador del Solar. (Foto: Mario Zapata / GEC)
Editorial El Comercio

Por lo general, los relevos en la cabeza de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) suelen traer consigo un efecto refrescante en la imagen del Gobierno. No en vano, estos se sugieren con frecuencia cuando la aprobación de una gestión se anquilosa o empieza a perder fuelle. Sin embargo, en el caso del flamante ministro parece haber ocurrido exactamente lo contrario.

Como se sabe, en la madrugada de ayer el le otorgó el voto de investidura a su Gabinete. Un requisito que, si bien está estipulado en la Constitución, todos sus antecesores en el cargo en las últimas dos décadas lograron con éxito más allá de alguna que otra demora. En este caso, no obstante, Del Solar recibió el menor respaldo parlamentario de los últimos 18 años: solo 46 legisladores le dieron la confianza, mientras 27 se la negaron y otros 21 se abstuvieron.

Lo que, en principio, parecería un dato anecdótico –uno pensaría que lo importante es que haya recibido luz verde del hemiciclo–, puede interpretarse también como un indicativo inocultable de las frágiles costuras que sostienen la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Un nexo que se ha venido menoscabando en los últimos tiempos y que, precisamente, se esperaría que la elección de Del Solar empezara a restañar. Tampoco es una nimiedad el poco respaldo que recibe el ex ministro de Cultura entre la ciudadanía ni el impacto que su nombramiento ha tenido en el deterioro de la aprobación presidencial. Según la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 40% está en desacuerdo con su presencia en la PCM (en contraposición, el 35% lo respalda), mientras que el presidente ha seguido cayendo en las encuestas (esta vez con un descenso abrupto de 12 puntos en solo un mes). Difícil calificar la inauguración de su gestión como auspiciosa.

Yendo al terreno concreto de lo que ha ofrecido Del Solar en su discurso de investidura del jueves, el cuadro no mejora.

Más allá de citar una serie de cifras, y de hacer alusión a algunas medidas alineadas con los cinco ejes que el Ejecutivo aprobó hace un año como parte de su política de gobierno al bicentenario (lucha contra la corrupción, institucionalidad, crecimiento económico, desarrollo social y descentralización), la alocución de Del Solar, en buena cuenta, brilló más por aquello que obvió que por lo que dijo.

En efecto, el primer ministro circunvaló por completo uno de los temas que más amenaza la gestión de Vizcarra: el conflicto social en . Un gesto que sorprende, no solo por la única oración que le dedicó al tema (se restringió a decir que han buscado “insistentemente el diálogo con la comunidad de Fuerabamba”), sino porque, solo líneas después, reconoció que “la inversión privada seguirá siendo motor de la economía, impulsada principalmente por la actividad minera”. Incluso, sostuvo que gracias a esta, el Gobierno estima que la economía este año crecerá por encima de 4%, a pesar de que el Ministerio de Economía ha proyectado una tasa menor. Solo queda pensar que Del Solar ha echado mano del adagio popular que reza que, cuando no se tiene nada mejor que decir, es mejor optar por el silencio.

Se perdió la posibilidad además de, por ejemplo, dar más luces sobre el Plan Nacional de Competitividad (más allá de señalar que este versará sobre el “desarrollo del capital físico, capital humano y eficiencia de mercado e instituciones”) y se reveló que la estrategia del gobierno para luchar ‘frontalmente’ contra la informalidad seguirá siendo a través de las inspecciones laborales, sin abordar el asunto de fondo (lo costosos que resultan los puestos laborales en el Perú).

Lo mismo se puede decir de su mención al informe final de la Alta Comisión para la Reforma Política, del que el jefe del Gabinete aseveró escuetamente que “serán el fundamento de un conjunto de propuestas que presentaremos” al Congreso, sin ahondar en qué recomendaciones de las ocho secciones de dicho informe serán las primordiales del Gobierno.

Nada de esto, claro está, nos impide desearle a Del Solar una gestión exitosa (pues de esta dependerá, en buena cuenta, el éxito del país en el mediano plazo). Lo que sí es claro es que la ‘luna de miel’ de la que gozaba Vizcarra ya se terminó, que el flamante primer ministro no consiguió darle nuevos bríos en sus primeras semanas en el cargo, y que este Gabinete, que corre contra reloj, necesita menos de retórica y más de medidas específicas.