Que tenga cintura, muñeca y tobillo aunque sea gordito(a), chato(a) y cholo(a), que igual deberá pelear contra todos los prejuicios en un país discriminador; que si corre tabla o practica un deporte sepa que dejará de hacerlo por unas temporadas; que no sea de lujo sino buenazo nomás; que sea buen técnico pero mejor político y si no es técnico no importa si sabe coordinar a su equipo; que consulte, dialogue, mande gestos, sepa recibir los que le manden, pasee por la calle y las regiones; que visite inopinadamente, prevenga, apague incendios, encienda reformas; y, si discrepa con su presidente, lo amenace con irse, no con quedarse. (Los políticos están preparados al sacrificio en aras de una causa, a los técnicos más les preocupa su CV).
Necesitamos un primer ministro que dé gobernabilidad al Ejecutivo tocando todas las puertas antes de que la lideresa de la oposición toque la de Palacio; que sea asertivo pero que sepa escuchar; un hombre o mujer con suficiente aplomo para complementar la testarudez e imprudencia de PPK y cuadrarlo cuando mete la pata.
Ese primer ministro no puede ser más Fernando Zavala, que bien pudiera quedarse solo en el MEF si tiene la nobleza de aceptar bajar un grado en el escalafón. Ganó cintura en sus primeras semanas pero la perdió en los últimos meses. Para remate, ahora dedica menos tiempo a la PCM porque ha relevado a Alfredo Thorne en el MEF. Esa dualidad es insostenible para un gobierno que tiene que entrar a su segundo año asumiendo, mea culpa mediante, que su prepotencia de técnicos encaprichados con destrabar proyectos de cualquier forma los hizo prescindir de la consulta y la negociación política. Los resultados fueron de espanto: dos ministros perdidos, la contraloría hecha trizas, el Cusco burlado y mayores frenos a la inversión pública y privada.
En apenas un segundo año de gobierno y con la distensión que debe seguir al diálogo de ayer, PPK aún podría jugarse la baza de un primer ministro de entre los suyos: Pedro Olaechea, Jorge Nieto y Juan Sheput podrían contar con el ‘agreement’ opositor más que Meche Aráoz o Carlos Bruce.
Pero el presidente también podría ampliar su espacio de maniobra y salir a pescar cuadros fuera de su órbita. Recojo nombres que suenan estos días: Ántero Flores Aráoz ya fue sugerido por sectores conservadores unos meses atrás y PPK lo meditó seriamente, Lourdes Flores pone su carrera a disposición, Beatriz Merino también, Javier Velásquez Quesquén está jugando un papel conciliador en el Congreso. No falta algún gobernador a lo Vizcarra o un Luis Iberico que deje su embajada en Roma. En fin, candidatos sobran, lo que falta es la decisión presidencial.