(Foto: El Comercio)
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Enrique Vera

Le decían Iris y operaba bajo la fachada de una agencia de empleos, en el segundo piso de una casa de Ate Vitarte. Cada semana, recibía allí a mujeres de toda edad y, sin que ellas lo supieran, fijaba sus destinos en recónditos bares de Arequipa y Puno.

Bélgica Marcelo Lloclla ‘Iris’, de 30 años, encabezaba una red de trata de personas conocida como Venus. Sus tentáculos se extendían hasta seis regiones del país.

En junio del 2017, la mujer cayó con 11 de sus cómplices pero los remanentes de la mafia siguieron captando y comercializando, incluso a niñas y adolescentes, hasta enero pasado, cuando la red delictiva fue desarticulada.

Quince redes de trata de menores, como esta, han sido golpeadas en operaciones de la policía y el Ministerio Público durante los dos últimos años, detalló el fiscal Jorge Chávez Cotrina, coordinador de las fiscalías especializadas contra el crimen organizado.

Casi 600 integrantes de estas mafias de explotación laboral y sexual fueron capturados en acciones coordinadas en el referido período. En Madre de Dios, por ejemplo, solo el año pasado se intervino a 82 presuntos tratantes en 37 operaciones dentro de las zonas de incidencia de trata: La Pampa, Delta 1 y Mazuko.

Otras redes con buen número de miembros fueron desarticuladas, además, en Tacna (La Agencia) e Iquitos (El Clan Familiar).

Sin embargo aún existe un alto nivel de impunidad, pues solo seis de cada 100 capturados por este delito han recibido sentencia, en cifras de la ONG CHS. A fines del 2017, tres tratantes fueron condenados a 12 años de prisión, tras largos meses de juicios.

Según explicó William Rabanal, ex titular de la fiscalía contra el crimen organizado de La Libertad, la trata es un delito de proceso, en el que se cumplen varias etapas como la captación, el traslado, la retención y la explotación de las víctimas.

“Si una de estas etapas no se configura o no es probada, los acusados terminan siendo absueltos o condenados por otros delitos que son parte del proceso de la trata: explotación, proxenetismo, o secuestro”, precisó.

Otro factor que influye en la baja cifra de condenados por trata es que las víctimas dejan el proceso y ya no asisten a declarar, sostuvo.

En el ámbito nacional, la policía reportó, también en el curso de los dos últimos años, 2.181 víctimas de trata y la fiscalía, 1.483.

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