El esperma de los mosquitos tiene "sentido del olfato"
El esperma de los mosquitos tiene "sentido del olfato"
Redacción EC

El esperma de los mosquitos tiene sensores químicos especializados iguales a los que hay en su sistema olfativo. Así lo señala un artículo que publica “Proceedings of the National Academy of Sciences”.

Los sensores, llamados receptores odorantes (RO), se encuentran en las antenas de los insectos y los investigadores descubrieron que están presentes también en la cola del esperma.

"Este descubrimiento se sale, realmente, de todo lo esperado", indicó Lawrence Zwiebel, director del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Vanderbilt, en Tennessee (EE.UU.), quien encabezó el estudio.

"Esta es la primera vez que se han encontrado OR de insectos que funcionan en una célula o un tejido no sensorial", añadió.

"Creemos que esto podría ser un paradigma totalmente novedoso acerca de cómo se regula la reproducción de los insectos, y que podría proporcionar una poderosa herramienta para el control de población de los insectos por razones médicas o económicas", dijo.

Según Zwiebel, es probable que los OR evolucionaran primero en el sistema reproductivo y luego pasaran a formar la base del complejo sistema olfativo del mosquito adulto.

Las hembras de mosquito, que viven alrededor de un mes, solo se aparean una vez y almacenan el esperma del macho en órganos especiales llamados espermatecas.

Después del apareamiento las hembras necesitan nutrirse de sangre para obtener los compuestos básicos requeridos para la producción de huevos, y por eso es que pican a los humanos y a los animales.

Al hacerlo, actúan como vectores de enfermedades de propagación mundial como la malaria y el dengue. Una vez que se han desarrollado, los huevos son fertilizados por el esperma almacenado en el tracto digestivo de la hembra.

Según los investigadores de la Universidad Vanderbilt, es posible que el esperma necesite una señal química para aprestarse a la fertilización, y hay informes de que aproximadamente un día después de la inseminación el esperma empieza a nadar en torno a la espermateca.

El origen de este descubrimiento fue una observación hecha por los investigadores hace varios años durante su estudio del sistema olfativo del mosquito ‘Anopheles gambiae’, que propaga la malaria.

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