El cerebro humano siempre busca cerrar círculos, terminar historias. Por eso es que surgen las teorías de conspiración. (Ilustración: Jhafet Ruíz / El Comercio)
El cerebro humano siempre busca cerrar círculos, terminar historias. Por eso es que surgen las teorías de conspiración. (Ilustración: Jhafet Ruíz / El Comercio)
Bruno Ortiz Bisso

La Tierra es plana. El hombre jamás llegó a la Luna (todo fue una puesta en escena). El VIH fue inventado por los laboratorios y la CIA. La caída de las Torres Gemelas fue urdida por la administración de George W. Bush como excusa para bombardear Afganistán e Iraq.

Estas son algunas teorías que, por más descabelladas que parezcan, son defendidas por bastante gente. Las venimos escuchando desde hace mucho y, seguramente, las seguiremos escuchando en el futuro. Se les conoce como .

A través de ellas, las personas intentan interpretar ciertos sucesos, manipulando los acontecimientos para así fundamentar sus puntos de vista. ¿Pero por qué aparecen estas teorías a lo largo de la historia?

—EN BUSCA DE CONTROL—
“Es un fenómeno psicosocial y este se basa en la sensación de incertidumbre que tiene la gente. Ante ello, las personas, las culturas crean mitos, historias. Si son más o menos creíbles, tendrán mayor llegada entre la gente”, explica a El Comercio el médico psiquiatra Jorge Lazo Manrique. 

De acuerdo con el especialista, si bien en todo el mundo se presentan este tipo de –sin importar el grado de instrucción promedio–, en este lado del mundo suelen estar ligadas a lo sobrenatural. “Culturalmente somos más sugestionables, creemos más en brujos, en lo sobrenatural, en lo paranormal”, agrega Lazo.

¿Y por qué los hechos comprobables muchas veces no son suficientes para alterar las creencias y la forma de pensar de la gente? El cerebro humano siempre busca estructurar lo que le rodea, necesita respuestas para lo que sucede a su alrededor.

Un estudio de la Universidad de Londres señala que “los eventos grandes, repentinos o trágicos pueden, inicialmente, llevar a más personas a adoptar una explicación de conspiración; mientras que las conspiraciones relacionadas con la salud pública y las motivaciones de los empresarios pueden aprovechar las creencias existentes sobre el mundo más rápidamente para unos que para otros”. La investigación indicó que mientras mayor sea la necesidad de darle un cierre cognitivo al hecho, mayores serán los efectos de creer en teorías de conspiración.

Otra investigación, esta vez realizada por la Universidad de Queensland (Australia) y publicada en “Plos One”, afirma que los humanos somos proclives a creer que se puede predecir el futuro, porque así crece nuestra sensación de tener control total sobre lo que pasa.

Entonces, mientras más tiempo esté sin resolver un tema de relevancia, hay más posibilidades de que se tejan teorías con verosimilitud solo por la urgencia de querer cerrar el caso.

Citado en un artículo para la BBC, Chris French, psicólogo de la Universidad Goldsmith (Londres), señala que la atracción que tenemos hacia las se debe a nuestra habilidad para reconocer patrones y uniformidades. “Muchas veces exageramos, creemos que vemos un significado y hasta un sentido, cuando realmente no lo hay”.

¿Y cómo se le hace frente? El catedrático de la Universidad de Hull Mark Lorch señala en un artículo para la web The Conversation que, aunque no se debe renunciar al desafío constante de los dogmas, no hay que ir por el camino fácil. “En lugar de conectar puntos inconexos e inventar una , debemos exigir las pruebas a los responsables políticos. Debemos pedir los datos que pueden apoyar una creencia y buscar la información que la ponga a prueba”.

MÁS TEORÍAS

EN LATINOAMÉRICA. Una teoría muy comentada es la que señala que Hitler sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y que huyó a Sudamérica. Esta versión aprovecha el hecho de que Josef Mengele se escondió en la región.

CENTRO ILLUMINATI. Hay quienes creen que el aeropuerto internacional de Denver (EE.UU.) es un centro de actividad de los Illuminati. Se basan en la complejidad de sus murales y las extrañas formas de los pasillos vistos desde el cielo.

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