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Por: Norka Peralta

Pepita García Miró nos recibe en su departamento barranquino. En la puerta de entrada hay varios pares de zapatos, están colocados uno al lado del otro, pareciera que se tratase del ingreso a una clase de yoga. Sin embargo, en lugar del silencio, en su sala reina el bullicio. Un grupo de jóvenes coordina reuniones y presentaciones de los artistas que Pepita representa. Están a mil, escribiendo en sus laptops y hablando por hands free, así que ella nos sugiere conversar sobre sus proyectos en la terraza, mirando el mar. Se sienta en un sofá, sobre sus rodillas dobladas, con la espalda recta y el rostro sereno. Lista para escuchar.

Iniciaste tu carrera como cantante después de cumplir 30 años. ¿Qué te llevó a dar ese paso?
En realidad, la historia empieza antes. Toco guitarra desde los 5 años, cuando lo hacía por imitar a mis hermanos, y lo hice de manera autodidacta hasta los 12 años. A esa edad empecé a tener instructores hasta que a los 15 salí embarazada de mi primera hija y me tocó vivir la maternidad. Tuve tres hijos más, pero nunca dejé de aprender y escuchar música. Así estuve hasta que a los 32 años decidí cantar de manera profesional y metí a mis hijos en esta aventura.

La música se convirtió en tu motivación y tu proyecto de largo plazo.
Si estás seguro de lo que quieres, las situaciones y las personas que pueden ayudarte en ese objetivo irán llegando. A los 32 años mi pareja era Manongo (Mujica) y él me ayudó a encaminarme. Luego me metí en la producción, porque necesitaba que alguien trabaje en la producción de nuestros eventos, y después empecé a ser mánager porque había que negociar mejores condiciones en los contratos. Las cosas se van dando, pero tienes que trabajar en lo que quieres y estar segura de ti misma.

Hay que tener fortaleza para iniciar una carrera a esa edad y no dejarse llevar por el qué dirán.
Yo nunca le he dado mucha importancia al qué dirán, si quiero hacer algo, lo hago. ¿Por qué la gente tiene que influir en lo que hacemos o dejamos de hacer? Si no hacemos algo que deseamos, bajo la excusa del qué dirán, es porque nos falta trabajar más en nosotros mismos y querernos. Hay que tomarse un tiempo para reflexionar, del tiempo que dediquemos a pensar en ello saldrá la luz que nos dará la fuerza y nos va a guiar en el camino.

¿Dedicar tiempo a meditar o trabajar en el autoconocimiento siempre ha sido indispensable para ti?
Mi mamá hacía yoga cuando yo era niña, y empecé a practicar esta disciplina por mi cuenta desde 1982, leyendo libros. Desde el 2002 tengo un instructor, se llama Santhanamo, quien es un buen amigo y maestro hindú. Trato de hacer yoga y meditación todos los días para conectarme conmigo misma. Además, siempre me interesó explorar en los otros rostros que forman parte de nuestra identidad como peruanos, eso lo logré con la música. Recuerdo que cuando era niña vivía en Chaclacayo y tuve la oportunidad de escuchar la música de las yunzas y las procesiones, comprendí el ritual, el contenido profundo que hay detrás de estas celebraciones y entendí un poco más sobre el Perú y sobre mí misma. Pienso que la gente que no sabe de dónde viene, niega lo que es y eso genera personas amargadas, renegadas, que imitan lo de afuera y discriminan.

¿Tu interés por la música andina empieza con ese contacto de la niñez?
Sí, y también he conocido personas que me han ayudado a entenderla, como el maestro Jaime Guardia. Yo no hablo quechua, entiendo algo, pero siento la necesidad de cantar en este idioma. Mi sueño es aprender a hablar quechua, pero por el momento estoy enfocada en realizar un proyecto digital que va a ayudar a los músicos peruanos. Se trata de una guía que reunirá información confiable sobre los locales y la logística necesaria para realizar presentaciones musicales en nueve provincias. Vamos a verificar las condiciones y características técnicas de cada local disponible para conciertos; así como los contactos de prensa, proveedores de equipos y técnicos. Este proyecto cuenta con financiamiento de Innóvate Perú, una división del Ministerio de la Producción.

¿Cómo surgió esta idea?
Es parte de la experiencia acumulada en estos años de carrera, aunque la idea surgió con fuerza el año pasado cuando con mi grupo (Encantos Andinos) queríamos presentarnos en Huamanga, Ayacucho, y no podíamos conseguir información sobre la capacidad del local, las condiciones de los equipos que necesitábamos o de los técnicos que requeríamos. Tuvimos que viajar un par de veces para reunir esta data. Finalmente, nos presentamos y todo salió bien. Los conciertos son muy importantes, no solo porque generan ingresos para el artista, sino porque nos ayudan a conectarnos entre peruanos. Soy una convencida de que la música tiene ese poder.

¿Te sientes satisfecha en este momento
de tu vida ?
Veo la vida como un constante aprendizaje.
¿Quién no necesita aprender más en esta vida? No importa la edad que tengamos, todos necesitamos mejorar algo. Por eso, creo que cada día es una oportunidad para reconocer quiénes somos, qué cosas positivas tenemos y cuáles son nuestros aspectos negativos. Me siento satisfecha de lo que he hecho hasta ahora, pero también tengo muchos proyectos por realizar y eso me motiva. Me gustaría cantar canciones que sean curativas, como los ícaros, que son cantos y melodías que realizan en ceremonias rituales en la Amazonía, y que me ayuden a transmitir paz y energía a las personas. También espero que el proyecto digital que estamos ejecutando contribuya a que más niños en el Perú tengan la oportunidad de escuchar conciertos en vivo.

¿Qué consejo les darías a quienes tienen un sueño y dudan en concretarlo?
Si el sistema no abraza tu sueño, salte del sistema y crea tus propias reglas. Hay cosas a favor de las mujeres que cambian generacionalmente en las sociedades, pero hay cosas que deben empezar a cambiar en tu vida ahora, si quieres hacer algo. Todas las mujeres tenemos que poner nuestro granito de arena para salir adelante. 

Créditos:
Fotos: Rafo Iparraguirre.
Dirección de moda y styling: Antonio Choy Kay & Gerardo Larrea.
Producción: Elefante Producciones.
Maquillaje: Bertha Yanama.
Peinado: Miguel Yanama.
Asistente de foto: César Silva Ramos.
Asistente de producción: Gwen Manrique y Paola Hirahoka para Elefante Producciones.

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