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“Ella es mi callejera y es perfecta” - 5

Por Andrea Carrión / WUF

Arturo Barrios sabía que la hora de tener otra mascota había llegado. Su hija Ximena había terminado el año con buenas notas y su hijo Gonzalo había estado pidiendo otro perrito.

Por esta familia ya habían pasado perros de raza Boxer y Rottweiler. Arturo quería continuar con la tradición de perros grandes y fuertes comprando un Staffordshire, pero Ximena tiraba más para el Pug.

“También pensé en un Bulldog Francés, pero no, mucha plata. Y en esa búsqueda de perros, me llegó algo de . Me dio curiosidad y empecé a ver los perros que ofrecen en su portal. Me gustaron varios, pero lo que más me gustó es que te dicen cuánto tiempo se pueden quedar solos en casa”, comenta Arturo.

WUF es una asociación sin fines de lucro que busca generar consciencia sobre la realidad de los perros abandonados en el Perú y que ofrece las herramientas necesarias para combatir el problema y hacer de la adopción la mejor alternativa. Una de sus donde tienen fotos, videos e información de decenas de perros listos para ser adoptados.

“Mi papá me llamó y me dijo que entrara a WUF”, comenta Ximena, “ya más tarde en la casa vimos las fotos juntos y nos gustó Tammy, que en verdad se llamaba Sammy , pero mi prima se llama Samara y le dicen Sammy, así que le cambiamos el nombre”.

El 13 de febrero Arturo recogió a Tammy de una veterinaria en Jesús María, donde suelen ser las entregas. Fue el perfecto regalo de San Valentín. 

“Me gustó mucho su cara, y también que se podía quedar sola hasta 7 horas”, dice Arturo, quien hasta ese momento aún no conocía la historia previa de su nueva perrita.

 

Meses antes Tammy había sido encontrada en el mercado de Lurín por rescatistas del albergue Amor y Rescate. Notaron que estaba en celo pues andaba rodeada de muchos perros que no dejaban de acosarla. Lo más grave es que la perrita estaba extremadamente delgada, tenía tos y no dejaba de temblar.

Tammy fue rescatada y llevada al albergue. Pocas semanas después sucedió lo que se temía: le empezó a crecer la barriga. Afortunadamente, hoy tanto Tammy como sus crías han sido adoptados por nuevas familias.

“Cuando supe que la encontraron solita y temblando… no sé cómo explicarlo, me sentí asustada, como si me estuviera pasando a mi. Felizmente ya está aquí, y bien. Me he encariñado mucho con ella”, comenta Ximena, de 11 años, mientras la peina y le pone extensiones de pelo a modo de juego.

Si bien hoy Arturo, Rosario, Ximena, Gonzalo y César, el padre de Arturo, están encantados con haber adoptado a Tammy, el principio no fue fácil. Primero hubo que terminar de convencer a Rosario, la señora de la casa, pues se resistía a la idea de tener un animal que le diera trabajo extra con la limpieza.

Otros dos puntos en contra para Tammy fue que los primeros días se orinaba de emoción cada vez que veía gente llegar a casa. Por otro lado, se escapó un par de veces que la sacaron al jardín. Pero bastó con una reja y paciencia para que Tammy pusiera el marcador a su favor.

“Hasta pensamos en devolverla. Ximena me dijo ‘Papi, todavía no tomes una decisión, conversemos en la noche, cómo vas a devolverla, ella ha sido maltratada, cómo se va a sentir, alguien más que la abandona’. Así que conversamos y decidimos que se quedaba. Con los días mejoró mucho su comportamiento. Ahora no hay forma de que se vaya, estamos encantados con ella, hasta mi esposa estuvo de acuerdo”, comenta Arturo.

Uno de los argumentos que convenció a Rosario fue que haya sido una adopción.

“Se siente especial el haberla adoptado, siento como si quisiera darle más cariño solo por saber que pasó momentos difíciles. Al parecer fue maltratada porque es bien sumisa. Eso te llena de ganas de protegerla y darle mucho mucho amor y hacerle saber que ya tiene una familia que la quiere bien”, señala Rosario. “Además

es tranquila, cariñosa, limpia, es perfecta para los niños, es la alegría de toda la familia. ¡Y no ladra!”, agrega entusiasmada.

Haber adoptado le ha dado cierto estatus a Arturo entre sus amigos y compañeros de trabajo.  

“En apenas dos semanas he recibido muy buenos comentarios, felicitaciones y he conocido gente que está en las mismas. Hasta una amiga que vive en Estados Unidos me contó que ella también había adoptado un perro luego de ver que publiqué la foto de Tammy en mi muro de Facebook. Y eso que yo no soy de postear cosas, pero de Tammy sí”, agrega Arturo súper orgulloso.

Sin duda, una experiencia que ha roto esquemas para esta familia.

“La gente debería de considerar más en serio el adoptar una mascota. No vas a cambiar el mundo pero le cambias el mundo a ellos. Son muy leales, no hay diferencia con un cachorro comprado. No será de raza pero es mi ‘streeter’, ella es mi callejera y es perfecta”, agrega Arturo.

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