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¿Quién rescató a quién? La historia de Canela - 2

Por Andrea Carrión / WUF

Con triste frecuencia vemos en redes sociales, o nos enteramos por gente de nuestro entorno, de casos en los que grupos de diez, veinte, treinta y más perros, gatos u otros animales son rescatados de situaciones de peligro.

A veces los animales viven hacinados y cuidados por gente con buen corazón pero de escasos recursos. Otras veces sucede que el protector muere sin dejar sucesor y la manada queda sin líder que los ampare.

Canela es uno de esos casos.

A inicios de año, esta perrita, aún cachorra, quedó abandonada a su suerte junto a otro grupo de perros luego de que su dueña muriera. Afortunadamente, trabajadores y voluntarios del albergue decidieron rescatar a todos los animales luego de enterarse del caso por vecinos de Chorrillos.

Las probabilidades de pasar el resto de sus vidas en el albergue son altas. Canela desafió esta estadística.

La reina de la casa

Hace unos días visitamos a Verónica Gutiérrez. Ella vive junto a tres compañeros en una casa en Santo Domingo de Carabayllo, pero ¿quién manda realmente ahí?

“¡Canela!”, exclama Verónica entre risas. “Apenas tiene un mes en esta casa y ya nos tiene a todos encariñados. Es bien dulce y juguetona, nos ha hecho ser ordenados a la fuerza porque se come lo que encuentra. Tenemos que tener cuidado con las cosas, pero ya le estoy enseñando”, agrega.

Nos es la primera vez que Verónica tiene una mascota. Hace unos años tuvo un perro con el que tuvo una relación especial, lamentablemente murió de cáncer y eso la devastó.

“Pasé un buen rato sin querer saber nada de perros, pero hace un par de meses a mi suegra se le perdió su perrito de 8 años, Bongo. Su otra perrita, Lua, se quedó sola y mi suegra me pidió ayuda para adoptar un perrito que le hiciera compañía”,  cuenta Verónica.

Buscaron en varias páginas en Internet, mandaron correos y solicitudes de adopción, pero nadie respondió. Hasta que un día su enamorado encontró la página de .

“Vimos cada uno de los perros que tienen en su sección , hasta que de pronto la vi. Entonces se llamaba Gringa y era igualita al perro que perdí. No busqué más y decidí que la llamaría Canela”, dice Verónica.

Amante y activista

Verónica, estudiante de derecho, no es ajena al rescate de animales. Quince años atrás, cuando llegó a Santo Domingo con el resto de su familia, no había mascota en casa, pero no pasó mucho tiempo para que aparecieran.

“Al llegar había dos perros frente a la casa y empezamos con ellos. ¡Llegamos a tener 8 perros! Como en esa época todo era pampa por acá, mis hermanas y yo salíamos con ollas de comida para alimentarlos. Comprábamos arrocillo, sangrecita y camote, hacíamos la mezcla y servíamos la comida en los ‘tapers’ de mi mamá”, comenta Verónica entre risas al recordar que su mamá se lamentaba por sus ‘tapers’.

Todos los días a las 2 de la tarde, los perros esperaban en la puerta por su ración, todos eran vagos y siempre andaban cerca de la casa, y si se enfermaban, una vecina que es veterinaria ayudaba a curarlos, y cuando no había más qué hacer, los sacrificaban.

“Hasta hoy nos ayuda a curarlos”, asegura Verónica, “y nos cobra el mínimo”.

Desde que llegó a vivir a Carabayllo, todos sus perros han sido de raza mixta, y es que para ella, el físico es lo de menos, perro es perro.

“Me gusta promover la adopción de animales y ahora Canela me ayuda hablar de la importancia de considerar esta opción. Siempre he pensado que es mejor darle hogar a quien no lo tiene o a alguien que difícilmente puede conseguirlo”, concluye. 

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