La búsqueda que el doctor Ciro Castillo Rojo Salas inició el 7 de abril para encontrar a su hijo mayor estuvo marcada por varios hechos y personajes anónimos, quienes luego de siete meses son vistos como héroes y villanos.
Esta larga búsqueda en el valle del Colca hizo que Ciro Castillo Rojo padre se convirtiera en un poblador más, que los habitantes de la zona adoptaran su drama como propio y que sufrieran con él la muerte del universitario a quien hoy califican de ángel.
En los primeros meses de esta historia en las cumbres de Arequipa, Ciro Castillo Rojo padre demostró una perseverancia a prueba de todo, incluso cuando la policía disminuía la intensidad de la búsqueda consiguió que socorristas particulares continuaran rastreando la montaña para obligar al Gobierno a retomar el caso de su hijo.
Ciro Castillo Rojo Salas apeló a todos los recursos para hallar a su hijo. Por el Colca no solo pasaron socorristas de varias instituciones, también lo hicieron videntes y chamanes de diversas latitudes. En ocasiones, estos últimos orientaron de modo errado los pasos de quienes buscaban al universitario y los alejaron del lugar donde fue encontrado.
Quien para muchos debería ser el hombre del año pasó de la fe y la oración en la iglesia de Chivay a realizar ancestrales pagos a la tierra para que la montaña le devolviera a su primogénito. Ciro Castillo Rojo no cambió esta rutina entre los meses de abril a junio.
En esta etapa algunos medios de comunicación ya acusaban a Rosario Ponce de ocultar información y de negarse a viajar al Colca, pese a que ella había ido de manera voluntaria seis días después de que la encontraron. Incluso Ciro Castillo Rojo la defendía, llegó a decir que debía ser alguien muy querida para su hijo, pues este había salido a enfrentar la montaña para buscar ayuda.
Ciro Castillo Rojo contaba ya con el apoyo incondicional de dos hombres que lo acompañarían hasta el final de la búsqueda: Lucio Mamani, chofer de una combi que se convirtió en el transporte oficial del médico, y Eloy Cacya, guía de alta montaña quien finalmente encontró al universitario.
El otro Ciro Castillo Rojo
A mediados de junio Ciro Castillo Rojo pasó a dudar de la joven que acompañó a su hijo; finalmente las portadas de los diarios y los reiterados informes televisivos le sembraron dudas. No solo desconfiaba de Rosario, ahora también creía que los policías que durante tres meses buscaron a su hijo eran cómplices de la joven.
Para entonces la desaparición de Ciro era investigada por la fiscalía y el padre del universitario consideraba que el encargado de las pesquisas, Leonel Angulo, era muy permisivo, muy blando. Rosario Ponce había regresado por segunda vez al Colca y fue sometida a un largo interrogatorio.
Las dudas de Castillo Rojo, los cuestionamientos de los medios y las opiniones de Angulo sobre el caso terminaron por obligar al Ministerio Público a designar un fiscal ad hoc. Entonces, Jean Frank Zegarra asumió la investigación, pero él también sería separado luego por insistencia de Ciro Castillo Rojo.
El médico pasó de la desconfianza a la convicción de que su hijo había sido asesinado. Presentó una denuncia por homicidio el 7 de julio, apenas unos días después de que un programa de televisión emitiera un informe que revelaba las coordinaciones que Rosario supuestamente había hecho con la policía cuando regresó al Colca. Se afirmó entonces que el mayor Robert Grández había instruido a la joven en lo que debía decir sobre lo que ocurrió cuando estuvo perdida.
Poco a poco la perseverancia que Ciro Castillo Rojo demostró en la búsqueda se convirtió en intensidad para encontrar un culpable, no importaba quién. Llegó a desconfiar de aquellos que lo ayudaron a buscar a su primogénito y pidió que se investigara a los uniformados a quienes semanas atrás agradecía cada día por adentrarse en la montaña.
Los mismos hombres que arriesgaron su vida para buscar a su hijo terminaron desfilando por la fiscalía para esclarecer su participación en el encubrimiento real y personal denunciado por Ciro Castillo Rojo.
En esta etapa aparece la denominada topo Karol Chaman. Ella se encargaría de señalar culpabilidad no solo en Rosario Ponce, también en pobladores de Madrigal y en los policías de la comisaría de este pueblo. Las acusaciones alcanzaban directamente a quienes hasta entonces habían sido colaboradores del doctor Ciro. Tito Lupa y Moisés Condori, quienes vieron a Ciro y Rosario antes de que se perdieran, aparecieron en la portada de un diario como responsables de la desaparición del joven. Cuando la versión fue descartada, nadie desmintió la acusación.
Algunos pobladores comenzaron a distanciarse de Ciro Castillo Rojo, lo responsabilizaban de las denuncias que afectaban a los vecinos, también del cambio de los policías de la Unidad de Salvamento de Alta Montaña de Chivay.
El hombre resignado
Cuando la investigación del Ministerio Público estaba por terminar, el cadáver de Ciro Castillo Rojo García Caballero fue encontrado; paradójicamente, estaba cerca del lugar donde Rosario había dicho que se habían separado.
El hombre intenso, incansable, tenaz, pareció desmoronarse: por fin podía llorar a su hijo. Había cumplido su promesa y regresaba a casa. Dejó las acusaciones por un momento y agradeció a todos quienes ayudaron en la búsqueda; evitó mencionar a los policías.
Habló de ofrecer disculpas si se demostraba que estuvo equivocado cuando denunció un presunto homicidio. Pero inmediatamente después volvió a la carga y dijo que ahora buscaba encontrar la verdad de lo que pasó con su hijo.
Más información
27 de octubre de 2011
Padre de Ciro Castillo Rojo: “Cumplí mi promesa, regreso a casa con mi hijo”
Los restos mortales del estudiante de Ingeniería Forestal Ciro Castillo Rojo García Caballero, desaparecido en el valle del Colca por más de 200 días, llegarán a las 9 a.m. de hoy al aeropuerto internacional Jorge Chávez procedentes de Arequipa.
El cuerpo del universitario –que, según los análisis de necropsia a los que fue sometido el martes, falleció producto de múltiples golpes durante una caída– será trasladado al velatorio La Divina Eternidad, de Pueblo Libre, donde será velado desde las 2 p.m.
Mañana viernes, a las 10:30 de la mañana, el cuerpo del joven de 27 años será llevado a la Universidad Agraria La Molina, donde sus profesores y compañeros de aula le tributarán un homenaje. Luego será trasladado al cementerio Mapfre de Huachipa, donde se oficiará una misa de cuerpo presente a las 3 p.m. y sus familiares podrán darle el último adiós. A las 4 de la tarde, Ciro será sepultado.
“Cumplí mi promesa”
“He cumplido la promesa que le hice a mi esposa hace siete meses, regreso a casa con mi hijo”. Estas fueron las palabras con las que Ciro Castillo Rojo Salas inició ayer la conferencia de prensa en la que agradeció a todos los que participaron en la búsqueda de su hijo.
El guía Eloy Cacya mereció palabras especiales. Fue él quien de manera incansable acompañó a Ciro padre durante todo el tiempo que duró la búsqueda y finalmente fue él quien encontró el cadáver el pasado domingo 16 de octubre en un acantilado del nevado Bomboya.
La conferencia sirvió también para ratificar la denuncia por homicidio y encubrimiento real que presentó el pasado 7 de julio. Sobre este tema, el doctor Ciro Castillo Rojo dijo que se debía esperar los resultados de los exámenes solicitados por los peritos durante la necropsia y que el informe médico de la causa de la muerte de su hijo era solo un elemento en medio de la investigación.
Por la mañana, la fiscal del caso, María del Rosario Lozada, confirmó que el universitario murió como consecuencia de múltiples golpes recibidos durante un desbarrancamiento.
En la conferencia, el doctor Castillo Rojo evitó mencionar a Rosario Ponce, ex enamorada de su hijo, a quien acusa por la desaparición y muerte de Ciro.
Despedida multitudinaria
Miles de personas acudieron al velatorio de la empresa Mapfre y, pese a que no se les permitió el ingreso, se mantuvieron en los alrededores hasta las 11:45 de la mañana cuando el féretro con los restos de Ciro fue llevado en hombros hasta la parroquia Nuestra Señora del Pilar, donde se ofició una misa de cuerpo presente.
El templo fue abarrotado por casi dos mil personas que recibieron entre aplausos el ataúd del universitario. Tras la misa el cuerpo fue llevado en caravana hasta la Plaza de Armas de Arequipa, donde unas 500 personas aplaudieron a la familia Castillo Rojo y corearon una palabra que se escucha insistentemente desde el lunes en Arequipa: justicia.
Por la tarde, el cuerpo del universitario fue llevado nuevamente al velatorio de Mapfre. Hasta ese lugar acudieron a despedirlo cientos de personas.
Continúa investigación por homicidio
La fiscal María del Rosario Lozada Sotomayor indicó que aún no culminan las pesquisas en torno a la denuncia por el presunto homicidio del estudiante Ciro Castillo Rojo. Aseguró que el hallazgo del cadáver y el resultado de la autopsia realizada durante 13 horas entre el martes y el miércoles serán incorporados a la carpeta fiscal y analizados en los próximos días.
La fiscal explicó que debe esperar los resultados de los análisis a los que serán sometidas las muestras que los peritos tomaron durante la necropsia. Estos deben estar listos a más tardar en 15 días. Detalló que en la necropsia se estableció la identidad del cadáver y la causa de muerte por “politraumatismo grave severo”.
Fuentes de este Diario señalaron que las informaciones que daban cuenta de la presencia de huellas en zonas distintas adonde fue hallado el cadáver serían un error de interpretación, pues durante la diligencia que permitió el rescate del cuerpo se tomaron muestras de la tierra.