El 31 de julio de 1994, Sporting Cristal consiguió la segunda mayor goleada en la historia del fútbol peruano. Ese día, en el Estadio Nacional, el equipo rimense se enfrentó al último de la tabla, Defensor Lima, una escuadra de juveniles prestados por otros equipos del torneo Descentralizado.“Sin compasión”, tituló El Comercio al día siguiente de la demoledora victoria de los celestes. Ni el hincha más optimista podía creer el resultado final del partido que terminó con un contundente 11 a 1. Este partido consolidó a Cristal como el primero de la tabla y demostró su gran poder ofensivo.El equipo estaba conformado por Julio Balerio, Jorge Soto, Flavio Maestri, Julinho, Roberto Palacios, Manuel Earl, Julio “Coyote” Rivera, Alex Magallanes, Pedro Garay, German Pinillos y Nolberto Solano. El plantel de los “carasucias” tenía entre sus filas a Martín Hidalgo, Walter Machaca, Agapito Rodríguez, entre otros.
El carnaval de goles A los 3 minutos llegó el primer gol en el coloso de José Díaz. Fue un cabezazo de Manuel Earl, tras un centro desde la derecha de Jorge Soto. El segundo, a los 10 min, ocurrió cuando el paraguayo Pedro Garay anotó desde afuera del área. Era el 2-0 tranquilizador.El reloj marcaba el minuto 22 y Julihno, el brasileño que luego se nacionalizaría peruano, marcó de cabeza ante un preciso pase de Flavio Maestri. Este tercer gol celeste provocó la única reacción del equipo “granate”, el cual con un rápido contragolpe y gracias al descuido de la defensa rimense, le permitió descontar a Carlos Dolorier, poniendo el marcador en un transitorio 3-1. Como decía un locutor peruano, “había partido” en el Nacional; sin embargo, el arco de Agapito Rodríguez seguiría recibiendo más goles: Roberto “El Chorri” Palacios, a los 34 y 45 min aumentó la cuenta con dos goles que dejó el resultado en un rotundo 5-1 al finalizar el primer tiempo. Todo parecía acabado. Pero los goles no le dieron descanso al Defensor Lima.
El baile celeste En el entretiempo, las tribunas de hinchas celestes hicieron la fiesta. La goleada del equipo cervecero era reconfortante para esos barristas que sabían que tenían un buen equipo. Para el segundo tiempo, el técnico de Cristal, Juan Carlos Oblitas, decidió hacer entrar a Germán Pinillos por “El Chorri” y al chileno Letelier por Julinho.Apenas comenzó el segundo periodo, a los 5 min, Magallanes continuó con el festival de goles luego de un pase directo de Maestri, el nueve cervecero, quien marcó otra vez a los 8 min desde dentro de la propia área rival, imponiendo el 7-1. Los “granates” parecían pedir clemencia con la mirada. Nolberto Solano no quería ser ajeno al carnaval de goles e hizo uno a los 27 min con un disparo cruzado que pegó en el poste e ingresó al arco de un abatido Agapito. “Ñol” se animó a hacer uno más y a los 30 min pondría el 9-1 de penal.
Cristal era un equipo imparable. Se sentía poderoso esa tarde y la decena de goles era una consecuencia de su juego en equipo; así, Jorge Soto aumentó la cuenta con otro tiro cruzado. Diez goles contra uno. A dos minutos del final, Solano, completó su “hat-trick” tras un pase de Pinillos para clavar el 11 a 1 histórico.Y después de la goleada… Con el fin del partido, el tablero del Estadio Nacional, que era aún predigital (manual), lucía un 11 por el lado del equipo celeste y, al costado, los “carasucias” no tenían número debido a que el tablero no podía registrar más de dos dígitos a la vez. El Comercio resaltaba en la portada del 1 de agosto de 1994: “Ni el tablero estuvo preparado para la goleada del Cristal al Defensor: 11 a 1”.
La goleada se dio apenas en la fecha 13 del torneo Descentralizado, y el equipo celeste había logrado anotar 42 goles, siendo su máximo goleador -hasta ese momento- Flavio Maestri con ocho goles. Al terminar el campeonato, Sporting Cristal obtuvo su undécimo título nacional y si bien ellos no lo sabían, comenzarían la época dorada del club, en que consiguieron el tricampeonato nacional. El equipo base que consiguió esta triple hazaña estuvo integrado precisamente por jugadores del torneo de 1994. Ese año el subcampeón, luego de jugarse las liguillas, fue Alianza Lima; y en tercer lugar quedó relegado Universitario de Deportes.Este tipo de marcadores tan abultados solo se repitieron un par de veces en la historia del balompié peruano. Para recordar un resultado como el del equipo rimense, tenemos que remitirnos al 1 de noviembre de 1984, cuando Alianza Lima anotó 11 goles a un desconocido Sport Pilsen Pacasmayo; o, mucho más antes, el 6 de octubre de 1951, con un Sport Boys derrotando por 10 a 2 al Atlético Chalaco. Hoy, 25 años después de la goleada celeste, difícilmente podría haber este tipo de resultados en el torneo local.