En diversas partes del mundo se celebra este mes el “Día de la Persona Adulta Mayor”, al conmemorarse la muerte de Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibras, patrona de la ancianidad que murió en Valencia (España), un 26 de agosto de 1897 y fue fundadora de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, obra que se extiende a Europa, América y África.
En nuestro país, también se celebra en la misma fecha (conforme a la Ley 28803), día en el cual se brinda el homenaje, consideración y reconocimiento a las personas de avanzada edad, cuyas vidas están marcadas de experiencias y situaciones, las cuales nos sirven de enseñanza y ejemplo.
Hablar de un adulto mayor es hacer referencia a un anciano o persona de edad avanzada, y quienes adquieren esta condición son aquellas que tienen 60 a más años de edad.
Por tanto este día debe ser considerado para dedicarlo a la realización de actividades en favor de esta población vulnerable. Así también, nos permite revalorizar la imagen de la persona mayor en nuestra sociedad, reconociendo el rol que le corresponde ejercer como ciudadano o ciudadana con opinión, voz y poder de decisión.
La vida feliz, placentera y cómoda que ellos pueden alcanzar es responsabilidad de cada uno de nosotros, sus familiares, por lo que es fundamental que cada miembro del hogar entienda la importancia de incluir a las personas de la tercera edad en la vida de la familia y propiciar con ellos una integración generacional.