En “Estratos de un paisaje”, muestra de la colección de fotografía contemporánea de Jan Mulder curada por el experto español Alejandro Castellote, las imágenes trascienden la mera reproducción de los escenarios de nuestro país. Se trata de una de las más ambiciosas apuestas visuales del Perú como país invitado en la feria de arte ARCOmadrid. Hasta el 27 de marzo, la céntrica galería Casa de América expone las obras de Billy Hare, Mariano Zuzunaga, Fernando La Rosa, Cecilia Paredes, Roberto Huarcaya, Edi Hirose, Milagros de la Torre y Javier Silva, entre otros, ofreciendo un sugerente recorrido.
Un recorrido que, el viernes por la mañana, Jan Mulder repitió acompañado del canciller peruano, Néstor Popolizio, y el ministro de Cultura, Rogers Valencia, en amable visita oficial. Momentos antes, en esta entrevista, compartió con nosotros una certeza: el veterano empresario afirma que resulta fundamental que el arte peruano deba tener la facilidad de difundirse a nivel internacional, con el objeto de que los artistas sean reconocidos, sus obras formen parte de colecciones, adquieran experiencia y reconocimiento. “Tener a los artistas escondidos en nuestras colecciones en el Perú no es la mejor forma de difundirlos”, afirma.
Por eso es que, para nuestro mayor coleccionista en fotografía, eventos como ARCOmadrid son importantísimos. Sin embargo, Mulder cree que el Ministerio de Cultura aún debe entender qué ejes de la cultura debería apoyar. “He tenido varias conversaciones con el ministro Valencia, un empresario turístico que entiende muchísimo de cultura. Pero necesita enfocar un poco más las responsabilidades del ministerio a nivel de organización”, agrega.
— ¿Qué tipo de responsabilidades?Uno de los problemas que tenemos en el Perú es que cambia un ministro y cambian todas las tendencias del ministerio. Así no se definen políticas de Estado, esa no es una forma de manejar las cosas a largo plazo. Así como en las empresas manejamos estrategias y visiones de mercado y competencia, en el Estado también debemos tener ese tipo de visión larga. Un ministro nuevo puede impulsar ciertas tendencias, pero no dejar en nada lo que se estaba haciendo anteriormente.
— ¿Eso ha pasado con su exposición?Desde el momento en que el Estado Peruano asumió el proyecto para participar en ARCO han pasado cuatro ministros de Cultura. Uno se pregunta cómo hemos podido llegar hasta aquí… Pero llegamos aquí por arte y deseo de los privados que hemos organizado estas muestras. Punto.
— Estamos hablando de los coleccionistas privados, del MALI, del Museo de Osma...De coleccionistas, museos privados, ATA Cultural y diversas instituciones privadas. El Estado solo ha organizado un evento, además de las galerías que han venido. Básicamente. A nosotros, los niveles operativos del Ministerio de Cultura nos dejaron colgados completamente. Si no fuera porque uno tiene los recursos, no estaríamos aquí. Cuando uno viene a eventos como este, se da cuenta de lo débiles que son las instituciones responsables de reforzar la imagen país en el Perú.
— ¿La responsabilidad mayor de un coleccionista es compartir su colección con los demás?Yo no sé. Depende de cada coleccionista. Conozco muchos que tienen colecciones importantes y prefieren tenerlas guardadas. En mi caso, mi colección está guardada en Lima, pero sí perseguimos el deseo de compartirla y llevarla tanto a instituciones locales como internacionales.
— Más allá de su malestar por la gestión del Ministerio de Cultura, ¿cuál ha sido su balance de la presencia peruana en ARCOmadrid?Muy positivo, definitivamente. El que haya habido instituciones privadas e individuos que ayuden a traer sus colecciones es un muy buen referente. Y le da una señal al ministerio de que hay voluntad e interés del sector privado de hacer cosas en conjunto. El apoyo de la embajada peruana en Madrid y el apoyo moral del ministro Valencia son importantes para nosotros. Nos da una esperanza de que, a futuro, podamos ir desarrollando una estrategia y una política más compartida.