VALERIA MOSCOSO
Solo disponían de ocho meses para trasladar, de los planos a la arena, el hogar que acogería a los propietarios de esta casa de playa en Poseidón. Las condiciones fueron pocas, tan solo deseaban una casa bien iluminada, techos altos y que todos los cuartos tuvieran una privilegiada vista al mar. En el terreno de 565 m2 se empezó a levantar la construcción concebida, en su totalidad, por líneas simples y rectas, tanto en el interior como en el exterior.
La iluminación jugó un papel protagónico. La casa, a lo largo de toda la fachada, cuenta con braquetes (lámparas adosadas a la pared) y el área social tiene luces tipo led en todo su perímetro. Las estacas en las áreas verdes ayudan a resaltar la propuesta volumétrica, brindándole, además, un toque cálido. La piscina se revistió de hidrazo pulido blanco con instalaciones eléctricas y sanitarias empotradas. La terraza cuenta con piso deck de madera shihuahuaco natural, también usado en algunos enchapes.
CASA EN MOVIMIENTO
Para lograr una vista panorámica, se decidió girar la casa hacia el mar abierto mediante un juego de volúmenes, con cuatro niveles, que permitió que la edificación se adapte a la pendiente natural del cerro en la que fue construida.
Esto permite, también, aligerar la estructura: a pesar de la gran altura de la construcción, esta no se percibe como un edificio pesado. “La vista perpendicular desde el centro del terreno no daba al mar abierto y ese fue uno de los motivos para girar la casa”, comenta Gonzalo Valega. El dormitorio principal está ubicado en el volumen de concreto volado del tercer nivel y tiene una vista directa al mar, que se levanta sobre la terraza y la piscina.
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