Diversas ciudades sufren los embates del clima durante determinadas épocas del año, tanto como los edificios que ellas albergan. Pero, ¿qué pasaría si estas estructuras fueran capaces de modificar la temperatura del ambiente que las rodea?
La fachada del edificio NBF Osaki ubicado en Tokio es una de las más innovadoras en este rubro, ya que cuenta con un sistema llamado BioSkin, que consiste en una serie de tubos que evaporan la humedad ambiental y enfrían el exterior.
Esta nueva infraestructura funciona recogiendo el agua de lluvia a través de unos tubos de cerámica, para luego evaporarla por efecto del calor y enfriando la superficie del edificio hasta los -6 grados Celsius y el ambiente a 3,6°C.
Según los creadores, este sistema podría ayudar a ciudades cuya temperatura ambiental sea “poco soportable” y que se vean aún más afectadas por el rebote de calor que provocan algunas fachadas de edificios.