La primera reacción de las personas que viven o trabajan en un edificio es correr hacia las escaleras para ganar la calle apenas perciben un temblor o cuando empieza un simulacro de sismo, sin saber que esto podría ser fatal en caso de un terremoto.
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Este es un punto que debe corregirse necesariamente y ensayarse durante los simulacros de sismo en los que participa la población peruana, manifestó a la Agencia Andina el director del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera.
“La regla general, del segundo piso hacia arriba, es identificar y colocarse en las zonas más seguras dentro del edificio antes del sacudimiento máximo del sismo. Por lo general, se recomienda ubicarse fuera de los ascensores, donde la estructura es más fuerte y sólida”, afirmó.
¿Por qué no las escaleras? El jefe del IGP comentó que la forma como se construyen actualmente los edificios no garantiza la seguridad de las escaleras, “pues no necesariamente forman parte de toda la estructura y por lo tanto hoy constituyen el área más débil, ya que pueden dañarse en caso de ocurrir un sismo de gran magnitud”.
Por ello, refirió, cuando termina la vibración -que puede ser en unos 180 segundos, por ejemplo- recién las personas que habitan en pisos superiores deben buscar las escaleras para ganar la calle. “Y es necesario salir, porque un sismo fuerte viene muchas veces con réplicas que probablemente produzcan más daño a la edificación”.
Tavera reiteró que este comportamiento debe ensayarse adecuadamente durante los simulacros de sismo, en los que, anotó, si bien están correctamente estructurados por el Instituto Nacional de Defensa Civil, falta un compromiso real de la población.
Lo que debemos hacer, dijo, es mirar a países como Japón y Chile, cuyas poblaciones han alcanzado un comportamiento adecuado por los constantes sismos que padecen. “Con cada terremoto aprendieron y construyeron mejor. Entonces, ¿qué nos falta a nosotros para tener una cultura de prevención?, ¿más terremotos?; esto deberíamos ensayarlo durante los simulacros”, agregó.
En Japón, prosiguió Tavera, lo primero que hace la gente en los colegios o en cualquier parte es protegerse en zonas seguras apenas se sacude el suelo, no salen corriendo. “En nuestro país siempre decimos 'ya pasará, ya pasará', pero solemos buscar la calle rápidamente estemos donde estemos, y no tiene que ser así”.
Por último, Tavera refirió que es muy difícil saber si el departamento adquirido para vivir está bien construido o se asienta sobre un buen suelo. “Cuando nos lo venden aseguran que todo está bien hecho, pero no lo sabremos con certeza hasta someterlo a una prueba de sacudimiento de suelo. Si sumamos esto a la reacción de la persona -que tampoco es conocida hasta que ocurra un verdadero terremoto-, al final podría ser la suerte la que defina si salimos o no airosos de un sismo”.
Andina.
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