Hace millones de años el cangrejo Hoff, una especie peluda descubierta apenas en 2011 y apodada en referencia al velludo pecho del actor David Hasselhoff estrella de la teleserie de los 90 Baywatch, viajó del océano Pacífico al Atlántico gracias a una super autopista interoceánica.
Según un nuevo estudio, una fuerte corriente marina que se desplazaba de occidente a oriente alrededor de la Antártica pudo haber ayudado a su propagación.
El Hoff es un tipo de cangrejo yeti, Kiwa hirsuta, un crustáceo recientemente descubierto que pertenece a la familia nueva de los Kiwaidae.
Estos cangrejos son blancos y tienen pelos, denominados satae, en sus mandíbulas y extremidades.
Viven en uno de los hábitats más extremos del planeta: a más de 2.000 metros de profundidad en el océano, donde las chimeneas volcánicas calientan el agua a unos 38°C y donde no hay luz y escasea el oxígeno.
Estas chimeneas o fumarolas, son grietas en la superficie marina por las que fluye agua geotermalmente caliente.
Los cangrejos se nutren de las bacterias que cultivan en sus propios pechos peludos, y que luego recogen para comer usando partes de la boca que utilizan como si fueran peines.
Ahora, en un estudio publicado en la revista especializada de biología Proceedings of the Royal Society B , un grupo de investigadores liderados por el doctor Christopher Roterman propone que el cangrejo Hoff se originó probablemente en los alrededores de las chimeneas volcánicas que pueblan las crestas del fondo marino en el este de Océano Pacífico.
Después, se habrían expandido hacia el Atlántico a través del Paso de Drake, que separa Suramérica de la Antártica, y habría colonizado regiones de chimeneas oceánicas que ahora están extintas.
Los expertos estiman que los cangrejos se beneficiaron para su expansión de la corriente oceánica conocida como la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), que fluye en el sentido de las agujas del reloj, de oeste a este alrededor de la Antártica, a través del Paso de Drake.
MONTAÑAS SUBMARINAS DE CANGREJOS Los cangrejos pueden agruparse con una densidad extraordinaria alrededor de las chimeneas volcánicas en el sur de las zonas que abarcan.
Sin embargo los niveles de densidad disminuyen en regiones más norteñas, en las que los cangrejos pueden ser desplazados por otros animales que habitan junto a las fumarolas volcánicas.
Rotterman, zoólogo de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, dijo desconocer las razonas exactas de este cambio de densidad, pero que podrían tener que ver con la estrategia reproductiva del cangrejo.
Sospechamos que la dispersión de sus larvas puede ser limitada, le dijo a la BBC.
El hecho de que se hayan expandido tan rápidamente en el Océano Antártico es porque la corriente CCA les sirvió de autopista a las larvas, explicó.
Pero cuando llegan a latitudes más norteñas, creemos que deben de tener desventajas frente a otros animales de fuentes hidrotermales, dijo.
PROPENSOS A LA EXTINCIÓN Los análisis de ADN de los cangrejos yeti, incluido el Hoff, sugieren que estos crustáceos empezaron a expandirse y diversificarse hace unos 40 millones de años.
Algunos científicos se han preguntado si los animales que viven alrededor de las fumarolas volcánicas son especies reliquia, en general imperturbadas por los cambios medioambientales en tierra firme y en las partes menos profundas del océano.
Pero la mayor parte de las especies que hoy viven alrededor de estas chimeneas submarinas parecen haberse propagado durante los últimos 55 millones de años.
No está claro el porqué, pero podría tener algo que ver con un período de intenso calentamiento global que duró varios millones de años y que redujo dramáticamente los niveles de oxígeno en las profundidades del mar.
Este evento se conoce como el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno y marcó un aumento de la temperatura global de 6C.
El estudio del equipo de Rotterman indica que los habitantes de las fumarolas del fondo marino profundo podrían desaparecer periódicamente y repoblar los alrededores de las chimeneas volcánicas una vez que las condiciones vuelven a ser favorables.
Los expertos creen que durante los episodios de calentamiento climático extremo la circulación entre las aguas oxigenadas de la superficie y las aguas profundas disminuye, lo cual conduciría a una reducción gradual de la presencia de oxígeno en las profundidades marinas.
De hecho los cangrejos yeti y otras criaturas del estilo podrían ser particularmente propensas a la extinción cuando haya menos oxígeno disponible en la profundidad del océano, dijo Rotterman.
Tendrían que enfrentarse a la difícil decisión de morir asfixiados o morir de hambre, concluyó.
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