Hace unas semanas, el Gobierno Peruano decidió, por segunda vez en el año, prorrogar el estado de emergencia que se declaró el pasado 10 de enero en la provincia de Zarumilla, en Tumbes. La noticia es una muestra de lo peligrosa que se ha vuelto la región en los últimos años con la llegada de organizaciones criminales transnacionales y como punto para el contrabando de armas. Según informo El Comercio a inicios de año, en el 2023 se confiscaron 391.239 municiones en Tumbes, la mayor cantidad en todo el país.
La inseguridad ciudadana es el desafío más importante para las autoridades tumbesinas. No solo por el impacto que tiene entre los ciudadanos, sino también porque termina afectando a uno de los sectores que Tumbes todavía no puede explotar en todo su potencial: el turismo.
Ocho de cada diez personas consultadas para este reportaje sobre las razones por las que la región no puede atraer demasiadas visitas turísticas consideran que esto se debe a la criminalidad. Con ello se pierde una serie de oportunidades para apoyar a artesanos, comerciantes, transportistas, hoteles, restaurantes y otros negocios que se benefician del flujo de visitantes.
La noticia es lamentable porque Tumbes tiene muchísimo que ofrecer a los foráneos. Como dicen la canción del maestro Manolo Quintana, “Tumbes, Tumbes, Tumbes es mi tierra bella”.
En momentos en los que Lima afronta uno de los inviernos más fríos de los últimos años, por ejemplo, las playas tumbesinas –ubicadas a menos de dos horas en avión desde la capital– ofrecen un paisaje y un clima de verano que muy pocos lugares en el país pueden ofrecer. Playas como Punta Sal, Zorritos y Puerto Pizarro, pero también otras de naturaleza privada, como los hoteles Casa Andina, Punta del Norte y el Decameron tienen el potencial de conquistar a más visitantes de los que ya atraen.
Otro de los puntos fuertes de Tumbes está en su gastronomía, que combina la comida marina (el ceviche, el arroz con mariscos, el chicharrón, la causa y la ronda marina) con la norteña (el cabrito, las humitas con frejol, el arroz norteño, entre otros) en restaurantes consagrados como Eduardo El Brujo, La Cabañita o Las Piedritas. Además de los paseos que pueden realizarse por la catedral, las playas, las plazas y los puertos de la ciudad.
Tumbes es, en síntesis, una joya turística por explotar. Una región que necesita que sus autoridades gestionen el problema de la inseguridad ciudadana para que pueda aprovechar todo su potencial.
Nota escrita por los Corresponsales Escolares Alondra Prieto Román, Marcos Meléndez Rodríguez, Anna Lucía Zapata, Carlos Martínez Vílchez y Karen Alvarado Cevallos del colegio Virgen de Fátima de Tumbes. Bajo la mentoría del periodista de El Comercio André Villacorta Yamashiro.
Contenido Sugerido
Contenido GEC