Los campeones no se discuten, se analizan. Se festejan. En ese sentido, la historia hablará de un Liverpool contundente, preciosista cuando quería, y de un entrenador que abre la discusión sobre quién manda en Europa hoy: si Guardiola, Mourinho o él, Jürgen Kloop.
► Liverpool vs. Tottenham: Salah marcó el 1-0 en la final con penal cobrado al minuto de juego | VIDEO
Hoy estuve en el Wanda de Madrid con ojos de Neil Armstrong pisando la Luna: todo es nuevo, todo nos es ajeno, pero todo nos emociona. Este es el arbitrario podio de las escenas más emocionantes de la final de la Champions League 2019.
(La fiesta de premiación no se puede describir en palabras. Es como un beso. Tampoco el You will never walk alone o el We are the Champions, del final del encuentro)
1. La fiesta de la tribunaMaradona jugó el Mundial de México pero lo celebraron como ninguno los hoolingans, quienes, pese a la derrota en semis, marcaron a fuego los estadios en 1986: hordas de violentos descamisados hasta el tope de alcohol. Más de 30 años después, Madrid los recibió para jugar la final de la Champions con escepticismo natural. Los hinchas ingleses inspiran respeto pero ya no intimidan. Embellecieron el Wanda con sus cánticos -Come on you Spurs, todo el partido del Tottenham- y con banderas hermosas -como There are places I'll remember all my life, del Liverpool-. El audio en el estadio podría ir a una película de George Lucas. Y cero violencia. Bello.
2. La fiesta antes de la tribunaEl fútbol también es glamour. O siempre lo fue: un reloj Hublot dice que faltan 4 horas para el partido, decenas de botellas José Pariente de vino blanco esperan, orgullosas, abrirse, la PlayStation te da un brazalete vip, Nissan lleva a sus invitados en autos Leaf eléctricos, cero emisión de gases tóxicos, cero contaminación. La final de la Champions también es esta glamorosa villa -o “village”-, instalada en el frontis del Wanda Metropolitano, a donde ha llegado El Comercio para comprobar que la elegancia y el charm, no solo es un taco de Kane o una pintura de Salah. O una atajada del arquerazo que tiene Liverpool, Alisson Becker.
3. Salah, benditoArrodillado, besando el piso que solo unos minutos acababan de regar, Mohamed Salah (5 goles en 12 partidos) se entrega a sus dioses el gol que abre y cierra la Champions League, a los 25 segundos. Todo demasiado rápido para tanta espera, muy perfecto, como encontrarte con alguien luego de 10 años y saber que su corazón no ha envejecido. Así encontró el penal para el 1-0 del Liverpool y así lo celebró: como quien ha esperado tanto. Lo que ocurrió en la Champions pasada -su lesión antes de la final con el Madrid- ya dejó de ser pesadilla. Verlo correr, como si se moviera en una scooter -como a Sané-, fue lo mejor de la noche.
4. Lucas Moura, fue un placerIngresó a los 70 casi, en una decisión inexplcable: no hay otro ser humano vivo en la tierra que haya hecho 3 goles tan emocionantes y así eliminar al Ajax en Holanda de la final de la Champions 2019. Entró para ocupar el medio, donde nunca encontró vías el Tottenham y con esa prisa -y la ubicación del portero de los Reds-, fue diluyéndose. Nos quedará su heroísmo, sus lágrimas mientras el rival festeja y esa noche sobrenatural en el Johan Cruyff Arena.
5. Dos monumentosSeré breve porque la gloria lo es. Origi y Alisson Becker merecen un monumento. Un gol, el 2-0, y el dueño del cero. Es lo que los pueblos humildes deben hacer por sus héroes.