Roma (EFE). La Roma regresó hoy a la máxima competición europea después de tres años de ausencia y lo hizo arrollando a un CSKA Moscú prácticamente inexistente, que, aunque marcó sobre el final, recibió una dura paliza en tierras italianas.Con este resultado la Roma respira en su particular grupo de la muerte (“E”), que comparte además con el Manchester City y con el Bayern de Múnich y en el que un mero empate podría haberle complicado mucho las cosas.El equipo romano llegó a este encuentro después de tres años y seis meses sin participar en la Liga de Campeones, de la que quedó eliminado en octavos de final ante el Shakhtar Donetsk.El partido comenzó agitado y en los aledaños del Olímpico de Roma se sucedieron algunos encontronazos entre ambas aficiones, en los que un aficionado ruso fue apuñalado.Dentro del estadio, el partido tuvo que ser detenido en diversas ocasiones por el lanzamiento de bengalas desde la grada rusa.
LA ROMA PROMETE
Sea como fuere, una Roma pletórica recibió en su propia casa a los moscovitas, que no supusieron ningún peligro para los de Rudi García y que acabaron siendo dominados con cinco tantos a pesar del -a priori- férreo sistema defensivo que adoptaron, un 4-2-3-1.El encargado de estrenar el marcador fue el ariete argentino del Roma, Juan Iturbe, que en el minuto 6 se quedó cara a cara con el guardameta del CSKA para encajarle el primer tanto del partido.Iturbe inauguró el comienzo del éxito del Roma esta noche, pero también contribuyó a su ampliación, gracias a sus asistencias desde la banda derecha que produjeron los dos siguientes tantos, marcados por Gervinho y por Maicon.A la mitad del primer tiempo, los pases diestros del argentino tocaron a su fin, ya que tuvo que abandonar el terreno de juego aquejado de una molestia muscular. Le sustituyó el Florenzi.La ausencia de Iturbe no aguó la fiesta en la casa romana y Gervinho se aseguró de marcar el cuarto gol gracias a un pase de Totti que sembró la duda del fuera de juego en la jugada.
Roma llegó al quinto gol no por mérito propio, sino gracias a un autogol del central griego Torosidis, algo que subió la temperatura a un ya de por si caliente estadio romano.
El CSKA se salvó de quedarse a cero en el minuto 38 del segundo tiempo, cuando el nigeriano Musa, tras regatear a Maicon con la zurda, consiguió estrenar la red romana con un lanzamiento desde dentro del área.