“Brasil da pena”, titula La Tercera a toda página. “Paraguay ajusticia a una Brasil de chiste”, dice Marca. Los títulos de todo el mundo son similares. La selección que durante décadas fue la más fuerte del mundo aún no se ha golpeado contra el suelo, sigue en caída. Como en la Copa América anterior, volvió a ser eliminada por Paraguay en tanda de penales en cuartos de final.
No es que Paraguay haya sido una maquinaria arrolladora. Apenas le opuso un poco de ambición y ganas. Con eso le alcanzó para ser ligeramente más durante el juego y llegar a los penales ante un Brasil híbrido, pálido, desangelado, sin ideas y sin alma, que casi no pateó al arco de Justo Villar. Corriendo solamente, Paraguay mostró una imagen más robusta. Igual, démosle a la Albirroja el mérito que merece. Como dijo Ramón Díaz durante la conferencia de prensa de ayer, “jugamos ante Argentina, Uruguay y Brasil y no perdimos”. Será un duro rival de Argentina mañana en Concepción. Ha recuperado el ánimo Paraguay, está agrandado, y eso es mérito del entrenador, pues salvo una ponderable excepción, los futbolistas son los mismos de los últimos años: Santa Cruz, Haedo, Víctor Cáceres, Da Silva, Villar, Edgar Benítez (le hizo el gol del empate a Ecuador en Quito dos Eliminatorias atrás). La salvedad es Derlis González, volante ofensivo de 21 años, afirmado ya en el Basel de Suiza, que por la Champions le hizo un gol al Real Madrid en el Bernabéu en 2014. Tiene habilidad, velocidad y remate, Derlis. Es una aparición que tanto necesitaba el fútbol guaraní.
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Brasil fue en esta Copa (como en otros torneos anteriores) una selección blanda, apática, sin identidad, sin fuerza. Y ahora, sin los supercracks del pasado, que ante una mala tarde podían salvarla. Le queda apenas uno, Neymar, que tampoco es Pelé, Garrincha, Jairzinho, Zico, Romario, Falcao, Ronaldo, Ronaldo, Ronaldinho ni tantos fenomenales astros que convertían al Scratch en una expresión casi invencible. Neymar está por debajo de todos ellos. Y encima se fue temprano por la sanción.
Reiteramos un comentario anterior: si sus mejores delanteros son Roberto Firmino y Douglas Costa, el problema es más grave de lo que pensamos los de afuera. Tal vez la persona menos indicada para darle un nuevo rumbo al fútbol brasileño sea Dunga, que era un caudillo de pierna fuerte en sus tiempos de pantalones cortos y como entrenador no es un abanderado del buen fútbol, tampoco un motivador. Diego Latorre hizo un comentario agudo por Fox: “Dunga es un tipo que vende resultados; después de esta Copa, ¿qué vende…?”.
Los hinchas brasileños son contundentes en las redes sociales: no soportan ver a Dunga al comando de la Seleçao. Galvao Bueno, relator estrella de la Rede Globo pide “comenzar de nuevo y llamar a Kaká y Hernanes a la Selección”. Empezar otra vez de cero equivaldría a cesar a Dunga, pero el presidente de la CBF, Marco Polo del Nero afirmó que el técnico seguirá en el cargo. Ve la Eliminatoria demasiado cercana. Sin embargo, la opinión de Galvao es demostrativa del estado actual del balompié brasileño: Kaká, de 33 años, hace seis o siete que está lejos del primer nivel internacional, es casi un jugador senior. Hernanes tiene 30. Si esta es la renovación, claramente no hay renovación.
Dunga tampoco se hace querer; no pega una. Ni en el estilo, ni para declarar y menos para formar el equipo. Pese a que necesitaba ganar y el segundo tiempo le estaba siendo desfavorable ante Paraguay, sacó a Willian y Robinho, sin duda los dos elementos que más amistad tienen con la pelota, los que se pueden juntar con Coutinho y tirar una pared, hacer un gol (de hecho el tanto verdeamarillo fue de Robinho), poner un gran pase, tener una inspiración. Incluso hasta para los penales servían. Ahí terminó de desmantelar el cuadro.
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“Argentina se equivoca si prefiere a Paraguay como rival en semifinales, le conviene Brasil, que no es nada, esta es la peor selección brasileña que llevo vista”, señaló Manuel de Tezanos Pinto, comentarista de Televisión Nacional de Chile. “Humillado frente al espejo de su propia historia”, editorializó José Miguelez, de La Tercera. La coincidencia fue total entre los analistas.
Ya no se habla más del célebre jogo bonito, esa maravilla quedó muy al fondo de los tiempos. Ni puede volver, porque los jóvenes de 30 años para abajo nunca lo vieron, y no se puede copiar no lo que no se vio. Sí puede, mediante un proceso de recuperación de valores, intentar un fútbol mejor, esperar que surjan nuevos talentos y acoplarlos a esa filosofía. Pero ni está la idea ni aparecen nuevos cracks.
En 22 de febrero último, tras el mal arranque de los equipos de Brasil en la Libertadores nos preguntábamos: “¿Qué le pasó al fútbol brasileño...? ¿Cuándo comenzó a caer hasta llegar a este presente desteñido, común, de juego decididamente feo y no ganador...? Porque el humillante 1-7 ante Alemania es el nadir de su declinación, pero hace años viene en descenso. Primero eran leves percepciones de ciertos desperfectos, ruidos extraños, luego fue perdiendo altura y ahora es un avión en picada. Su encanto fue desapareciendo progresivamente. Aún queda algún periodista despistado que, tras alguna victoria, habla de ‘carnaval carioca’. Hace tiempo perdió la alegría, la vocación ofensiva y la habilidad que deslumbró al mundo; lo que era su máximo tesoro: su estilo.”
Hoy debemos escribir lo mismo. Tosta, a su vez, señaló con crudeza: “No sabemos lo que somos ni para donde vamos”.
“Una de las estafas más sangrantes del fútbol está relacionada con la Selección Brasileña y su apropiación del mito que la hizo incomparable… El mito del jogo bonito, que los brasileños explotan como si nadie se enterara de la verdad, se desplomó en el Mundial (2006). Era un buen momento para reflexionar sobre las consecuencias del fracaso… De nuevo los centrocampistas defensivos, otra vez la ausencia de un pase, de un regate, de algo que remita no a Brasil, sino a un equipo de medio pelo. Nada. Otra decepción. Otra estafa. El mito a la basura”, tan severa y acertada crítica es del fenomenal periodista español Santiago Segurola. La publicó en 2007. Pasaron 8 años, podría servir para hoy.
Mientras todas las selecciones crecen y se superan, Brasil baja y baja. Siempre se lo da como fija en las Eliminatorias, pero un día va a tener una sorpresa.
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