Alberto Lozada, miembro boliviano del Tribunal de Disciplina de la Conmebol, explicó las razones de la fuerte sanción de cuatro partidos a Neymar: primero, fue expulsado por agresión (pelotazo intencional a Armero cuando el partido había finalizado), ataque que además desató una gresca general; y luego por insultar al árbitro cuando este se retiraba del campo.
“Es premeditada la acción de Neymar de esperar al juez en la manga y decirle ‘hijo de puta’. Podría haber tenido una sanción más fuerte, porque además venía de una agresión. La sacó muy baja”, comentó Lozada. Las palabras textuales, según el diario “Lance!” de Brasil, fueron: “Te quieres hacer famoso a costa mía, hijo de puta”. Conste que se le dejó pasar por alto una agarrada por detrás al réferi Enrique Osses, que era tarjeta naranja, y una entrada muy fuerte contra Zúñiga, pero bueno, vaya esta por el rodillazo aquel…
Por una vez, la Conmebol ha tomado una resolución que la dignifica y le confiere seriedad de organismo rector, sin medir al personaje ni su camiseta.
Un eclipse de sol se ha posado sobre la figura de Neymar, que con las cuatro fechas queda fuera de la Copa América. “A Neymar le pegan 20 patadas y no pasa nada”, lo defendió Javier Mascherano, su compañero en el Barcelona. Y su técnico Dunga disparó contra el espíritu de la sanción: “Hay que proteger a las estrellas de las faltas que reciben”. “Todo depende de la filosofía que queremos del fútbol, si lo queremos bien jugado con pocas faltas y ver grandes jugadores con buena técnica o no. No hay que olvidarnos de Colombia y la táctica que propuso. Neymar recibió 20 patadas y después, en una situación del partido, cuando estaba desequilibrado, cayendo, pone la mano y le sacan la amarilla”.
Por si acaso, la amonestación del primer tiempo por tocar la pelota con la mano no tiene nada que ver con la sanción. Equivocada o no, esa tarjeta no cuenta, sino su comportamiento del final.
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Modestamente, Dunga y Mascherano están confundidos. Nadie en Colombia se dedicó a pegarle a Neymar. Ni recibió 20 faltas. Opta, una empresa de análisis de los partidos, informa que Neymar recibió cinco faltas, y ninguna descalificadora. El problema de Neymar, como sosteníamos ayer, son sus actitudes dentro y fuera del campo. Causan irritación. No es que moleste su habilidad, tampoco su atrevimiento, sino sus intentos de ridiculizar al adversario. Tampoco es que Neymar inventó la habilidad, hubo mil como él, pero no provocaban. Por si fuera poco, ya se ganó con justicia la fama de “piscinero” y además, cuando pierde la pelota o se irrita él, comete faltas fuertes de atrás. Y esa sonrisita burlona… Es un combo complicado.
Le va a costar modificar toda una serie de comportamientos. No es fácil para ninguna persona intentar cambiar su naturaleza, pero tendrá que hacerlo o se verá envuelto en decenas de altercados en los que siempre llevará la peor parte. Porque en Brasil todo el mundo le hace fi esta, pero a la cancha el público no entra, ahí se tiene que defender solo. Hace un mes, en un juego con el Atlético de Madrid, Messi debió mediar con Diego Godín y aplacarlo, porque el uruguayo quería triturar al brasileño. Asimismo, su capitán barcelonista Xavi fue de los que separó a los vascos del Athletic de Bilbao que querían hacer una cazuela con él. “Tendría que hacer una reflexión en serio sobre cómo debe actuar. Yo entiendo que las actitudes como la jugada final ante el Athletic, en la Copa, la gente las vea como una falta de respeto”, reconoció Xavi después, siempre tan sensato.
Neymar camina hacia sus 24 años, ya no es un chiquillo. Con el incidente y la suspensión, el mundo se le volcó en contra. Faustino Asprilla lo llamó “mentira del fútbol”; Ronaldo, el ‘Fenómeno’, lo criticó con dureza; y el periodista Enrique Marqués, del diario “Marca”, lo crucifi có: “Neymar no sabe ganar ni perder”, dijo, dando a entender que cuando gana, goza al rival y cuando pierde se enoja y agrede. “Debería aprender”. Antes que protestar contra jueces o tribunales, Dunga deberá hablar con Neymar. Si no cambia, va a tener decenas de altercados y al final lo pagará la selección, como en este caso. Ahora llegan las Eliminatorias y cada vez que salga de Brasil, pisará terreno hostil.
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“Luis Advíncula, mucho más que un velocista”, por Jerónimo Pimentel (vía @jeropim) ⏩ http://t.co/YxSjs2QSam pic.twitter.com/DhwuKZ7TSk— DT El Comercio (@DTElComercio) junio 22, 2015