Numerosos pilotos de todas las edades, entre ellos el francés Alain Prost o el británico Lewis Hamilton, se reunieron este martes en Niza para decir adiós a Jules Bianchi, el joven piloto francés que murió el viernes por la noche tras pasar nueve meses en coma después de un accidente en el GP de Japón de Fórmula 1.
En presencia de numerosas personalidades del deporte del automóvil, el ataúd de Jules Bianchi, de 25 años, entró en la catedral Sainte Réparate, llevado por jóvenes pilotos, sus “hermanos de carreras”, según el padre Sylvain Brison. Una multitud emocionada aplaudía lentamente, al son de 'Hotel California', el éxito del grupo Eagles.
“La muerte de Jules (Bianchi) es profundamente injusta”, dijo el sacerdote. “Él fue feliz, porque su sueño se hizo realidad”. Las carreras de coche “eran su vida, su vocación. Era un campeón dotado de un talento fuera de lo común, pero también un joven con una extraordinaria humildad”.
Los dos pilotos de la escudería Mercedes, Hamilton y el alemán Nico Rosberg, llegaron desde la vecina Mónaco, mientras que el alcalde de Niza, Christian Estrosi, el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Jean Todt, el Secretario de Estado de Deportes, Thierry Braillard, llegaron temprano, en silencio y tomaron parte en esta ceremonia, íntima como era deseo de la familia.
Jules Bianchi pasó nueve meses en coma en el hospital de Niza después de su accidente en la vuelta 42 del GP de Japón de F1, el 5 de octubre de 2014 en el circuito de Suzuka.
Fuente: AFP
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