El retorno triunfal de Usain Bolt (28) en la última fecha de la Liga de Diamante supuso una bocanada de aire fresco para el mundo de la velocidad. Sobre la pista mojada del Estadio Olímpico de Londres, el plusmarquista jamaiquino hizo dos tiempos idénticos de 9,87 segundos en los 100 metros, que lo colocan en la pelea a un mes del Mundial. Justin Gatlin (33), el hombre más rápido del 2015, no está solo, y eso es un gran alivio para todos los involucrados.
En un deporte lleno de tipos fuera de serie, pero también de matices, es fácil encontrar a un atleta favorito: cada cual es hincha de la historia que más le gusta. Encontrar un villano es más complicado. Gatlin, que solo ha mejorado desde que regresó luego de cuatro años de para, debería ser de los primeros. Las circunstancias de ese retorno, manchado por una historia de dopaje y cinismo, lo hacen demasiado bueno para ser verdad.
NO CONTABAN CON MI ASTUCIAEn el 2006, a los 24 años, Justin Gatlin fue, brevemente, lo que ahora reconocemos en Bolt: el hombre más rápido del mundo (9,77 segundos) y el rostro del deporte. En agosto, dos meses después de su récord, Gatlin dio positivo por testosterona. Una segunda sanción –en el 2001 dio positivo por anfetaminas– implicaba un castigo de por vida, pero Gatlin alegó sabotaje de su masajista, se acogió a la colaboración efi caz y recibió solo ocho años de suspensión, que luego fueron reducidos a cuatro.
Desde su regreso en el 2010, Gatlin ha corrido más rápido cada año. En el 2012, ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres. En el 2014, a los 32 años, marcó los siete tiempos más rápidos en los 100 metros, los dos más rápidos en los 200, y un doblete 100-200 de 9,77 y 19,71 segundos en una misma noche en la Liga de Diamante de Bruselas. Este año, abrió la temporada con un 9,74 en Doha (marca del año); le siguieron dos 9,75 y un 9,78 hace dos semanas, en Montecarlo.
Incluso sin los antecedentes conocidos, la performance de Gatlin a los 33 años es muy inusual. Los mejores velocistas de la historia bajan sus tiempos hasta los 27, donde sus líneas de rendimiento empiezan a subir (VER CUADRO). La de Gatlin sigue bajando.
“Estuve fuera del deporte por cuatro años, mi cuerpo estuvo descansado”, alega el estadounidense. Que sepamos, no estuvo en ninguna cápsula del tiempo. ¿A los 33, un atleta sancionado dos veces por dopaje y que no admite culpa en ninguno de los casos es más veloz que a los 24, cuando estaba asistido por una sustancia prohibida? Increíble. O Gatlin es el velocista más longevo y consistente de la historia o se beneficia del dopaje anterior (mediante lo que los científicos llaman “memoria celular”) o se dopa ahora y ha encontrado la manera de engañar al sistema.
Sus lazos con la ilegalidad deportiva tampoco le hacen muchos favores: Trevor Graham, entrenador de Gatlin 1.0, está vetado de por vida por el escándalo Balco. Dennis Mitchell, su entrenador actual, es un ex atleta sancionado por testosterona.
Si Gatlin estuviera limpio, estaríamos viendo una hazaña sin precedentes. Dada su historia y la de los 100 metros planos, el público sospecha que hace trampa, pero no puede probarlo. Gatlin puede clamar inocencia, pero el mundo atlético no le cree.
SÍGANME LOS BUENOSUsain Bolt está inmerso en otro tipo de retorno desde la adversidad. Lesionado de la pelvis durante buena parte de la temporada, solo había podido marcar un 10,12 en abril. De vuelta en forma y ritmo, Bolt tiene tres semanas para llegar a tope al Mundial de Beijing, donde Gatlin podría destronarlo.
Ambas trayectorias se cruzarán este 23 de agosto en el estadio Nido de Pájaro, donde Bolt ganó su primer triplete olímpico en el 2008. Dadas las circunstancias, el hombre que nunca ha fallado una prueba antidopaje llega como el salvador. Para ganarle a Gatlin, deberá romper él mismo con las tendencias de rendimiento por edad. Para cumplir su misión quizá necesite un acto de fe.