Por: Marco Quilca Nahomi Martínez se crió en las calles más peligrosas del distrito de El Agustino. De niña prefirió un balón de fútbol en lugar de muñecas. En su etapa de adolescente, cuando la tendencia en sus amigos eran las fiestas de sábado por la noche, ella prefería dormir porque al día siguiente tenía partido. Hoy, a sus 21 años, es una de las mejores jugadoras de Sporting Cristal y la selección peruana. Uno de sus sueños en disputar un Mundial con la Blanquirroja.
— ¿Cómo nació el amor por el fútbol?Como cuando te enamoras de alguien: sin saberlo. Nunca imaginé ser futbolista, eso se fue dando con el tiempo, pero cuando empecé fue por diversión. Además, era niña y solo quería jugar con mis amigos.
— ¿Solo jugaban al fútbol de pequeños?Sí. Porque la mayoría de mis amigos eran hombres. Entonces, me tuve que acoplar. Con el pasar del tiempo, me fue gustando y aprendí a jugar más que algunos. Al principio, me decían que me parara al costado del arco o me mandaban a tapar, pero luego ya me tenían un poco más de respeto [risas].
— ¿Cuándo empezaste a tomar en serio el fútbol?A los 14 años. Hasta esa edad jugaba en clubes de hombres. En un torneo me hicieron una invitación para la academia de Roberto Palacios y me quedé. Más adelante, en otro campeonato, me jalaron para un club femenino y luego a la selección. Ahí decidí dedicarme completamente a esto, aunque fue muy difícil.
— ¿Por qué fue difícil?Primero, porque era una adolescente y me invitaban a fiestas, pero no podía ir porque al día siguiente tenía partido y tenía que priorizar. Segundo, por todos los comentarios que decían a mis espaldas. Y, tercero, porque a esa edad vivía en un barrio peligroso.
— ¿Sufriste de discriminación? Lamentablemente, sí. Ser mujer y optar por el fútbol en el Perú es como ponerte una cruz en la espalda. Al principio, fue duro porque hasta mis propias vecinas me criticaban, pero la verdad es que trataba de no tomarle importancia. Creo que si fuera otra chica, hubiera dejado todo.
— ¿En esa etapa, tu familia te apoyó?Al principio se oponían a que yo jugara por todos los comentarios, pero luego tuvieron que aceptarlo.
— Señalaste que vivías en una zona peligrosa, ¿El fútbol te liberó de muchas cosas?Claro. Es lamentable saber que mis amigos con los que jugaba están por el camino equivocado. Yo, gracias a este deporte, estoy estudiando una carrera universitaria. Hoy puedo decir que jugar al fútbol fue la mejor decisión que tomé en la vida.
— ¿Qué tan difícil es ser jugadora de fútbol en el Perú? Muy difícil porque no hay apoyo. Muchas futbolistas se quedan en el camino porque no tienen los recursos suficientes como para seguir. Lo peor es que hay una selección que representa al país y las que la formamos queremos hacerlo de la mejor manera, pero muchas veces no podemos porque la preparación nuestra es inferior a la de otros países.
— ¿Hay apoyo de la federación? Nosotras dejamos muchas cosas. Hay algunas que dejan hasta sus trabajos por representar al Perú. Nuestro sueño es llegar al Mundial, pero no podemos y no es nuestra culpa, sino que es por falta de apoyo.
— ¿En qué condiciones entrena la selección peruana de fútbol femenino?Por el momento, no estamos entrenando. Cada seleccionada está en su respectivo club, pero desde que regresamos de la Copa América que se disputó en Chile, en abril, la selección se quedó sin comando técnico.
— El próximo año serán los Juegos Panamericanos Lima 2019, ¿cómo harán?No tengo idea. Yo ya no podré participar porque será Sub 21 y yo en abril cumplo 22. Pero, de todas formas, me preocupan mucho mis compañeras.
— ¿Tienes alguna jugadora que sea tu referente? La brasileña Marta. Para mí, es la mejor en la historia. Trato de imitarla cuando juego.