CORRECAMINOS
Por: Álvaro Prado
@pradoalvaro
La Maratón de Boston no solo se considera la más antigua del mundo (la primera se corrió en 1897), sino que es una de las más difíciles por la cantidad de cuestas en su recorrido. La revista “Runner’s World” señala: “Es como el Mundial de Fútbol, una serie mundial en el béisbol o un Super Bowl en la NFL, pero para el atletismo. ¡Sí! Es el evento máximo con el que todos los corredores sueñan estar presentes”. Por eso, el principal objetivo para la mayoría de maratonistas, incluyéndome, es correr esta prueba. Para ello hay que clasificar logrando un tiempo establecido en alguna maratón internacional. Esa es la razón por la que decidí correr la Maratón de Nueva York para luego clasificar a la de Boston. En 1999 logré el tiempo requerido después de un exhaustivo entrenamiento: en esa época la marca exigida para mi edad era de 3 horas con 10 minutos (yo tenía 29 años). Dos años más tarde, el lunes 16 de abril del 2001, estaba en la edición 105 de la Maratón de Boston.
Desde que llegué a la partida, en la localidad de Hopkinton, sentía el nerviosismo de la mayoría de atletas, ya que esta no es una simple carrera, es una competencia para maratonistas experimentados que en muchos casos buscan mejorar sus tiempos. Yo no era la excepción a la regla, ya que mi objetivo era bajar las 3 horas en la carrera más importante del mundo. Desde el inicio todo iba de acuerdo con lo planeado, hasta que en el kilómetro 37 choqué con ‘la pared’ (llegar al límite de la capacidad física). En ese momento bajé el ritmo, puse la mente en blanco y seguí corriendo hasta que recuperé las fuerzas. Pero ya era tarde y no logré conseguir mi objetivo. Mi tiempo final fue de 3h:07m:33s. Una vez que crucé la meta ya no me importó mi registro porque lo más importante fue que di lo mejor de mí y me dije: “Para la siguiente será”.
Cuando llegué al hotel me crucé en el ascensor con un señor de más de 70 años con la medalla brillándole en el pecho. Le pregunté cuál había sido su tiempo. Me contestó: “El tiempo no es lo más importante, sino terminar la maratón”. Le comenté lo difícil que me resultó terminar la carrera y el sufrimiento que hay que superar. El veterano corredor me respondió: “El sacrificio es momentáneo pero la satisfacción de vencerse a sí mismo dura toda la vida”. Me quedé sin palabras y lo felicité.
Doce años después de mi extraordinaria experiencia, en el 2013, ocurrió algo nefasto en uno de los tramos que transité con mucho sacrificio: un atentado mató a tres personas y dejó a más de 260 heridas. Tres años más tarde, 30 sobrevivientes, dos de ellos con prótesis, corrieron la maratón. Este suceso dio vida a la película “Patriots Day”, que será estrenada en nuestro país el próximo jueves 20 con el título “Día del atentado”.
Para demostrar que la Maratón de Boston sigue con las zapatillas puestas, al año siguiente del atentado se registró el mayor número de participantes en toda su historia –alrededor de 36 mil corredores de todo el mundo– y cada año hay más atletas que quieren intervenir en esta histórica competencia porque no existe nada que pueda arrebatarle el espíritu deportivo a Boston.
Álvaro Prado
Corredor amateur
@pradoalvaro
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