Los Seattle Seahawks jugaron el partido perfecto ante los Denver Broncos. Los apabullaron por 43-8 y se ganaron su primer Super Bowl. El cuadro ganador dio una cátedra de cómo defender y fue contundente en ataque.
Una de sus anotaciones nació de una jugada extraordinaria protagonizada por Percy Harvin. El receptor de los Seahawks anotó un touchdown tras correr desde su propio campo. En total recorrió 87 yardas.
A base de velocidad y destreza superó a los taquleadores de los broncos para marcar de forma extraordinario. Su jugada fue elegida la mejor del Super Bowl XLVIII.
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