Van de lado a lado, alcanzan velocidades que superan los 250 kilómetros por hora, pueden girar a 5.300 revoluciones por minuto y están obligadas a rebotar sobre cemento, césped o tierra batida.
Son las pelotas de tenis, el protagonista amarillo que esta semana está atrayendo todas las miradas durante la disputa del torneo que reúne a los ocho mejores tenistas del año en Londres, el ATP World Tour Finals.
El contraste es evidente entre el fondo azul de la cancha en la capital británica con el amarillo de las pelotas, que parecen brillar con la iluminación del estadio.
Pero mientras el deporte cambia de superficie, los jugadores cambian la moda de su ropa, se juega al aire libre o bajo techo, las pelotas siguen luciendo su distintivo color, el amarillo.
Pero, ¿fue siempre así?
En blanco y negro
La respuesta es no.
El tenis es conocido como el deporte blanco debido a su pasado en el que los jugadores siempre vestían de blanco y las pelotas eran también blancas.
“Es por la tradición”, explicó el argentino Eduardo Puppo, historiador del tenis.
“La pelota como la conocemos nace del Real Tenis, que es fue un deporte que se jugaba en Inglaterra y Francia que dio vida al tenis moderno, del cual se escribieron las primeras reglas en 1874”.
Con transcurso de los años se ha ido incorporando el color al juego, que durante la década de los años 60 y 70 fue aumentando en popularidad cuando se aprobó la participación de jugadores profesionales junto a aficionados en los principales torneos del calendario.
“A partir del profesionalismo en 1968 irrumpió la televisión como medio de difusión lo que contribuyó al desarrollo comercial del tenis”, dijo Puppo.
Las pelotas hasta entonces habían sido blancas y negras, dependiendo de la superficie de la cancha, pero un estudio mostró que el color amarillo hacía a las pelotas más visibles para la audiencia por televisión y éstas fueron aprobadas en 1972, según explica la página oficial de la Federación Internacional de Tenis (ITF, por sus siglas en inglés).
“Al principio fue de manera experimental, porque se siguió jugando con pelotas blancas durante el 73, 74, 75... Yo tengo fotos de Guillermo Vilas jugando con pelotas blancas”, recordó el historiador del tenis argentino en referencia a la ex estrella argentina, quien ganó cuatro títulos de Grand Slam.
Según Puppo se probó algún otro color, pero “en televisión era muy difícil el tema de los colores por el croma u otras características de la imagen. También jugó mucho en el tema de la televisión la superficie de la cancha porque tanto sobre cemento, que suele ser de colores fuertes, como en césped era necesario un contraste marcado”.
Sólo Wimbledon mantuvo la tradición con pelotas blancas hasta 1986, año en el que se adoptó el color amarillo en el torneo.
El blanco se mantiene como color oficial, aunque también hay otros colores que la federación internacional acepta como son rojo, naranja y verde, que distinguen a pelotas más lentas con las que la ITF busca incentivar a niños y adultos a practicar el deporte.