En nuestra memoria permanece el vóley como el deporte que más y mejores triunfos nos ha dado a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Seúl 88 es ese recuerdo, para muchos, e historia, para otros, que nos enorgullece cuando de mates peruanos se habla.
Las épocas doradas continuaron. La selección mayor figuraba en los podios de campeonatos mundiales y Juegos Panamericanos hasta 1991. Para la década del 2000, el título más importante que se consiguió fue la Copa Panamericana 2010 realizada en México.
¿Qué pasó luego de Seúl? Tal vez uno de los principales indicadores que advirtieron la sequía de importantes triunfos fue la disminución de fichajes de voleibolistas peruanas en extranjero para fortalecer y enriquecer el talento del que gozaban.
El registro más amplio de peruanas en el extranjero se dio en el pre y el post de Seúl 88’. Nueve seleccionadas nacionales jugaban en las mejores ligas de Europa, Asia y América. Por ejemplo, Gabriela Pérez del Solar se fue ese mismo año al Reggio Calabria de Italia, equipo con el que campeonó en dos ocasiones en la Copa de Italia. Y, por si fuera poco, la selección italiana le propuso nacionalizarse y jugar por la tricolor, pero ‘Gaby’ no aceptó.
“Cuando me dijeron para jugar por la selección italiana, nunca dudé en decir que no porque no hubiera tenido la cara o los ojos para mirar a los peruanos que nos quieren tanto. A parte, mi corazón es peruano y no italiano”, declaró la iqueña a la prensa estadounidense en el 2010 cuando fue incluida en el Salón de la Fama.
Cecilia Tait también dejó tierras incas en 1983 cuando tenía 21 años para permanecer en equipos de Japón, Italia, Brasil y Alemania durante 10 años. En el club brasileño Sadia fue capitana en el mundial inter clubes de 1990.
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“No tienes amigos, tienes que ser muy profesional y saber que ese sacrificio voluntario tiene una recompensa (…) Eso lo hice, prácticamente, 20 años y dije: suficiente”, expresó la ‘Zurda de Oro’ en una entrevista en 2005 cuando le preguntaron lo que implicó lograr ser la Mejor Jugadora del Mundo. “Pensaba en que (cuando regrese a Perú) no voy a regresar a lo mismo, siempre voy a ser mejor en todo”, agregó.
Por su parte, Cenaida Uribe jugó en el club Bologna en Italia, país donde permaneció por 8 años militando en varios equipos. Y junto a las mencionadas se unen otras referentes como Rosa García, Gina Torrealba, Sonia Heredia, Natalia Málaga, Luisa Cervera y Denisse Fajardo totalizando nueve voleibolistas peruanas que permanecían jugando en el extranjero y, casi todas y a la par, formaban parte de la selección peruana.
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Para el 2008, el número se redujo a siete. Paty Soto pasó del Club Regatas Lima al Welser TV 1862 de Austria; Carla Rueda y Sara Joya llegaron al Ribeirense de Portugal; Leyla Chihuán a la Universidad de Burgos de España; Mirtha Uribe al CV Albacete de España; Jessenia Uceda hasta el Konecranes Hameenlinna de Finlandia y Vanessa Palacios a España en el club Voleibol Sanse.
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Finalmente, hasta el 2012, el promedio de transferencias que gravitaba eran de entre 3 y 5 jugadoras. A partir del 2014 hasta la actualidad, no pasan de dos las peruanas que residen en algún club del extranjero como jale directo. Vanessa Palacios y Zoila la Rosa son las últimas que emigraron en este año.
Determinar la causa de esta disminución a lo largo del tiempo reúne diferentes factores. Bajo rendimiento deportivo, desinterés de la misma jugadora por dejarlo ‘todo’ y seguir creciendo o, tal vez, no hay clubes que la requieran. Y digo esto último a modo de cuestión porque voleibolistas de élite en las escuadras nacionales existen y están vigentes, incluso, siendo elegidas como la “Mejor atacante”, “Mejor anotadora”, “Mejor Voleibolista del Año” o “Mejor Recepción” de importantes torneos internacionales. Para que lo entiendan mejor. Por qué no Ángela Leyva, Maguilaura Frías, Coraima Gómez, Shiamara Almeida. ¿Por qué ellas no están en el extranjero?
Lo mismo se preguntaba Natalia Málaga cuando conversaba con El Comercio en una entrevista. “Por ejemplo, Ángela Leyva marca la diferencia y la podrías poner dentro del grupo de las mejores de Sudamérica, dentro de las brasileras. Pero no sé el motivo por el cual ella no pueda salir. Sería cuestión de preguntarle”, expresó.
Con esto, no pretendo desestimar el nivel que ha conseguido alcanzar la Liga Nacional Superior de Vóley y los espectáculos que se viven en cada fecha, pero qué bien les haría tener mayor roce internacional para alimentar el nivel de juego y, sobre todo, la madurez mental de la que padecen.
“El irse al extranjero es para que continúen llenando su maleta de triunfos, de logros, de consagraciones. A las finales eso es lo que les va a pesar cuando decidan irse. Luego no van a costar el mismo precio que tenían en el primer año, sino, tres veces más”, agregó Natalia.
Quién mejor que una de sus mayoras formadoras en el vóley sepa cuándo es el momento para que den ese paso que seguirá llenando su “maleta de triunfos”. “Ellas ya están para irse (a jugar fuera de Perú). Desde hace tiempo están listas (…) A mí sí me hubiese gustado que ellas emigren porque eso les incentiva en querer seguir trabajando. Sin embargo, no han bajado la guardia, Ángela (Leyva) no ha bajado la guardia”, dijo.
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Real Madrid vs. Deportivo la Coruña: sin Cristiano por Liga https://t.co/04VvJ0gmuS pic.twitter.com/5iCYCjl6Uw— El Comercio (@elcomercio) 10 de diciembre de 2016