“El secreto del éxito han sido las ganas de hacer las cosas y conseguir lo que nunca tuviste, como buena ropa y comida”, afirma Javier Echevarría, fundador de Hagroy Electronic. Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Este empresario, dedicado a la venta de soluciones de hardware y software de seguridad, fue el ganador del premio Líderes Empresariales del Cambio (LEC) 2015 en la categoría de Empresa Mediana.
“El premio me hizo sentir diferente”, asegura Echevarría, acerca del reconocimiento entregado por EY y El Comercio a los emprendedores y ejecutivos cuya visión se ha caracterizado por la innovación y por su impacto social y económico positivo. “Yo quería que alguien reconozca lo que estoy haciendo”, explica Echevarría.
Gracias al premio, el empresario –que llegó a Lima de Junín a l os 4 años con el quechua como lengua materna– se motivó para especializarse en administración.
Según su experiencia, manejar personal, dinero, cuentas y créditos no es una habilidad empírica. Sus estudios no solo le abrieron los ojos sino que lo ayudaron a tomar decisiones para el futuro de su empresa, que desde hace más de 20 años era manejada por su entorno familiar. Luego de informarse sobre los riesgos y consecuencias de esta determinación, en el 2015 decidió franquiciar su negocio.
“Miré al costado y me di cuenta de que ninguno estaba capacitado para el trabajo que les había encomendado”, manifiesta. En vez de retirarlos de la empresa, los alentó a estudiar para que acompañaran el crecimiento de la compañía. Hoy, la empresa cuenta con cuatro franquicias, cada una manejada por un familiar.
EL ÉXITODesde pequeño, Echevarría trabajó para ayudar a su madre y hermanos. A los 20 años comenzó su negocio en el patio de su casa y se esforzó por culminar sus estudios de electrónica en un instituto. Desde aquel entonces, con el apoyo de su familia, su determinación se volvió imparable.
En Hagroy, dice Echevarría, prima una cultura de respeto y trabajo duro, pues el empresario entendió que motivar a sus colaboradores es vital para el negocio.