El peso argentino mantenía el viernes el alza de las sesiones previas, luego de agitadas jornadas que lo llevaron a su mínimo histórico y ahondaron la crisis económica que llevó a Argentina a pedir auxilio financiero al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Tras una apertura en baja, la moneda del país sudamericano subió un 1,27% el viernes a $36,95/36,98 por dólar , luego de que el presidente del banco central, Luis Caputo, destacara la solidez financiera de la entidad. Los bonos locales también registraron subidas.
“Todo indicaría que los flujos financieros de salida se tomaron un respiro, pero que por primera vez en mucho tiempo volvimos a ver flujos amigos entrando”, señaló la consultora Delphos Investment en un informe.
En busca de calmar a los mercados, que han mostrado dudas sobre el programa financiero del Gobierno argentino, el equipo del presidente Mauricio Macri está negociando un nuevo acuerdo con el FMI, que amplíe o permita adelantar fondos de la línea de crédito de US$50.000 millones acordada en junio pasado.
El jueves, un portavoz del FMI dijo que el objetivo es “concluir tan rápido como sea posible” las conversaciones.
El derrumbe de casi el 50% que registró el peso este año provocó una aceleración de la inflación, que podría superar el 40 por ciento en 2018, y profundizó la recesión, en parte debido al ajuste impulsado por el Gobierno para estabilizar la economía.
La crisis ya está mostrando con crudeza sus secuelas: mientras el consumo cae, se espera un amplio crecimiento de la pobreza y despidos en sectores como la construcción.
El viernes, nuevas protestas de movimientos sociales, empleados estatales y docentes -que reclaman un ajuste salarial en línea con la inflación- paralizaban distintos barrios de Buenos Aires, mostrando la resistencia que enfrenta el plan de ajuste de Macri.
Los despidos de cientos de empleados en la agencia oficial de noticias, Télam, y en la cartera de Agroindustria también tuvieron una fuerte repercusión recientemente.
Diversas encuestas mostraron en las últimas semanas una caída en la popularidad del mandatario, que aspira a ser reelecto en los comicios de octubre del año próximo.