En los romances de oficina, ¿dónde está el límite que separa la relación de afecto y atracción mutua de la relación coercitiva, en la que un superior tiene el poder? ¿Importa el sexo de las partes involucradas? La periodista especializada Chana Shoenberger pone los elementos en la balanza.
Erradiquemos dos mitos sobre los romances de oficina: no es posible mantenerlos en secreto y siempre existe un juego de poder cuando las dos personas no están al mismo nivel.
Si se trata de una relación coercitiva, seguramente viola las políticas de la compañía y la expone a una demanda por acoso sexual. “Incluso si los empleados están juntos por propia voluntad, aquel que tenga el rango jerárquico superior retendrá algo de poder”, sostiene Hilary Pearl, directora de Pearl Associates LLC, una empresa de asesoramiento y consultoría de organizaciones con sede en Old Greenwich, Connecticut, Estados Unidos.
Esto puede sembrar el caos no solo entre quienes forman la relación, sino entre todos sus colegas. Pearl nos cuenta la historia de una de sus clientas, cuyo jefe tenía un romance de oficina con una mujer que era la intermediaria directa con un cliente.
Como era de esperarse, sucedió que el cliente se enteró de la relación, la cual habían intentado mantener en secreto. Esto la llevó a pedirle consejo a Pearl sobre cómo tratar a su empleada, ahora novia del jefe.
“Ella sintió que había favoritismos por parte del jefe en la evaluación del desempeño de la empleada”, cuenta Pearl. Todo este drama le evitó poder concentrarse en su trabajo, sin mencionar el hecho de que la compañía quedó vulnerable a la posibilidad de un juicio por discriminación debido al comportamiento del jefe.
QUIÉN PIERDE MÁSAún peor: ¿qué sucede cuando la pareja se separa? “Las relaciones que comienzan con afecto y respeto pueden terminar de una manera muy diferente, con resultados desastrosos”, señala Pearl.
Si bien Pearl dice que el sexo no afecta los problemas éticos en torno a los romances de oficina, advierte que la mujer puede tener más que perder. “Sin importar si ella es la jefa o la empleada, la mujer tiene una barrera más que vencer y corre un riesgo mayor de dañar su imagen, la seguridad de su empleo o el progreso de su carrera”, comenta.
¿Es justo eso? No, pero así son las cosas.
Entonces, ¿cómo se enfrentan estos desafíos? La mejor solución es evitarlos. Haga su mejor esfuerzo para no involucrarse de forma romántica con otros en su línea jerárquica.
Si lo hace, considere seriamente mudarse a otro departamento, e incluso a otra compañía. Usted corre el riesgo de dañar no sólo su carrera sino la de sus demás compañeros de trabajo.
“Pocas veces un romance de oficina afecta sólo a la pareja involucrada: afecta a los colegas, al departamento y a toda la organización, sobre todo si es una relación jerárquica”, dice Pearl.
Si usted está atrapado en una relación coercitiva con uno de sus jefes, allí es donde debería involucrarse el departamento de recursos humanos. La mayoría de las compañías tienen políticas para prevenir las represalias contra los empleados que son víctimas de las insinuaciones de sus superiores. De hecho, muchas compañías prohíben los romances de oficina y punto.
“Si existe una política en contra de las relaciones entre líneas jerárquicas directas, entonces los empleados involucrados son responsables de violar su contrato ético y real con la compañía, según el cual deben comportarse de manera respetuosa, responsable e íntegra, para mantener los estándares de la misma”, sentencia Pearl.