El Tribunal de Gran Instancia de París juzga a partir de hoy y hasta el próximo 15 de noviembre al banco suizo UBS, sospechoso de haber organizado un vasto sistema de evasión fiscal con clientela francesa.
La requisitoria de la Fiscalía Nacional Financiera para llevar a juicio a la entidad consideró que “el principal servicio” que esta ofrecía a los clientes era la posibilidad de beneficiarse del secreto fiscal que había en Suiza.
En el banquillo parisino se sentarán seis hombres que ocuparon puestos clave en el seno del banco helvético en el momento de los delitos contemplados, entre 2004 y 2012, acusados de procedimiento bancario ilegal, blanqueo agravado de fraude fiscal o complicidad en esos hechos.
La Justicia francesa ha puesto igualmente contra las cuerdas a UBS AG, la matriz, por procedimiento bancario ilegal y blanqueo agravado de fraude fiscal, y a su filial francesa, UBS Francia, por complicidad.
Los comerciales del banco invitaban a los potenciales clientes a eventos exclusivos, como cacerías, torneos de golf, conciertos de ópera o competiciones deportivas, para intentar convencerles de cruzar la frontera.
En su defensa, la entidad alega que actuó en conformidad con el derecho suizo y asegura que no podía saber si sus clientes estaban al día con sus obligaciones fiscales en Francia.
Según los medios franceses, UBS registraba en una contabilidad paralela los flujos recaudados por comerciales franceses y suizos.
Ese registro, bautizado como “Carnés de leche” en honor a los utilizados por los ganaderos suizos para controlar su actividad, fue denunciado por antiguos empleados en Francia como Nicolas Forissier, que contribuyeron a hacer saltar las alarmas.
En total, los jueces creen que quedaron exentos del pago al fisco francés más de 10,000 millones de euros.
A partir de 2011, con el inicio de las investigaciones, el banco cambió de estrategia y obligó a la clientela a regularizar su situación con Hacienda en Francia o cerrar su cuenta.
Hasta el 30 de octubre de 2015, según indicó hoy el diario “Libération”, 3.893 contribuyentes apostaron por la regularización y dieron cuenta de unos 3,700 millones de euros no declarados, lo que permite vislumbrar la dimensión de esas maniobras de evasión.
UBS intentó negociar un acuerdo con la justicia francesa para evitar el proceso abierto hoy, pero los 1,100 millones de multa requeridos, lejos de los menos de 300 millones que ofrecía el banco suizo, hicieron imposible el pacto.
Según “Libération”, el Ministerio de Economía francés reclamará daños e intereses muy superiores a los 1,100 millones dejados por el banco como fianza durante la instrucción, mientras que los altos cargos encausados podrían recibir hasta cinco años de cárcel.
El proceso se abre ocho meses después de que el exministro socialista de Hacienda Jérôme Cahuzac fuera condenado a tres años de prisión firme y a otros cinco de inelegibilidad para cargo público por haber defraudado al fisco, en particular al ocultar una cuenta abierta en Suiza en 1992 en UBS, que luego transfirió en 2009 a Singapur.