El banco central de China actuó para superar otra desestabilizadora restricción de efectivo en la economía china con una gran inyección de dinero, colocando los fondos anticipadamente, en un sorpresivo acto de transparencia para tranquilizar a los ansiosos mercados.
Enfrentando un aumento abrupto de las tasas de interés de referencia el lunes, que vio la tasa a siete días elevarse hasta el 10% en cierto momento, el Banco Popular de China anunció que había inyectado una cantidad no especificada de efectivo de emergencia directamente en algunos bancos a través de préstamos a corto plazo (SLF).
También se comprometió a inyectar dinero al sistema financiero durante las operaciones regulares de mercado abierto del martes, un cambio de comportamiento inusual en un banco central que usualmente es reservado sobre ese tipo de operaciones.
Cumpliendo su ofrecimiento, el banco central colocó US$42.000 millones (255.000 millones de yuanes) en el mercado interbancario, la primera inyección financiera desde el 24 de diciembre y la mayor cantidad en un día en 11 meses.
CHICOS EN PELIGRO
El banco central también estableció una facilidad de créditos específicamente para bancos más pequeños, que usualmente se quejan de estar excluidos del mercado interbancario por los jugadores mayores.
“Pensamos que son pasos significativos del banco central”, dijo Zhang Zhiwei, economista para China de Nomura en Hong Kong.
“Estos anuncios sugieren que el banco central está muy preocupado sobre potenciales riesgos de liquidez en el mercado interbancario de cara al período de festividades del Nuevo Año Lunar, así como los riesgos financieros en bancos pequeños”, agregó en una nota de investigación.
Tras las medidas del banco central, las tasas referenciales bajaron con fuerza y varias subastas de bonos del Banco de Desarrollo Chino tuvieron una mejor acogida, con precios por debajo de las expectativas.
Los mercados bursátiles también se aliviaron, y el índice referencial CSI300 cerró con alza de casi un 1 por ciento en el día.
ECONOMÍA EN LA MIRA
China es considerada la primera potencia del comercio mundial de bienes, sin contar servicios, además de ser una de las principales economías emergentes que maneja fuertes lazos comerciales con la Unión Europea (UE), seguido de Estados Unidos, los países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), Hong Kong y Japón.
Sus intercambios comerciales el año pasado sumaron US$4,16 billones, un 7,6% más que el año anterior, aunque bajo para la meta propuesta por el gobierno de 8%. De ese total, la UE, EE.UU y Japón concentran el 33,5% del comercio exterior chino, mientras que con América Latina y el Caribe este se multiplicó por 22 entre el 200 y el 2012.
Sin embargo, la semana pasada el Ministerio de Comercio chino informó que las exportaciones e importaciones a su país serían volátiles en el primer trimestre, pero que se espera mejore ello durante el resto del 2014. También enfatizó es que este año no se espera un crecimiento gradual más que el que se tuvo en el 2013.