El presidente de China, Xi Jinping, dijo que su país invertirá unos US$250.000 millones en América Latina en los próximos 10 años, como parte de una estrategia del gigante asiático para aumentar su presencia en la región.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Xi hizo estas declaraciones en un encuentro en Pekín con líderes de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC).
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En tiempos en que el sector manufacturero made in China está dando muestras de declive (o acaso por eso), el flujo de dinero proveniente del gigante asiático hacia América Latina sigue siendo fuerte y caudaloso.
Y no parece que esto vaya a parar en lo inmediato: al igual que en África o en el este de Asia, donde China tiene importantes inversiones, América Latina le está dando acceso a materias primas necesarias para impulsar su crecimiento. Estas inversiones le han ayudado, además, a afianzar su influencia internacional.
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Un estudio realizado recientemente por Naciones Unidas predice que para 2016 China desplazará a la Unión Europea como el segundo socio comercial de Latinoamérica, detrás de Estados Unidos.
Y según un artículo publicado en enero en China Policy Review, en 15 años China superará a Estados Unidos como en el mayor socio comercial de Latinoamerica.Hoy China es el principal socio comercial de Brasil, Chile y Perú. Y el segundo de países como México, Argentina y Venezuela.
AMENAZA Y OPORTUNIDADChina es percibida por los latinoamericanos como un actor pragmático, con mayor interés en lo económico que en lo político.
“(En América Latina) no están preocupados porque China vaya a aprovechar su creciente influencia en la región para influir en las políticas locales, reclutar socios para sus objetivos globales, o para competir con EE.UU. por posibles aliados”, sostiene el artículo del China Policy Review, escrito por Peter Hakim y Margaret Myers.
Joe Chi, director ejecutivo del Centro de Comercio Chino-Latinoamericano, con sede en Miami, coincide con esta idea. “América Latina es importante para China fundamentalmente por dos razones: por sus recursos naturales y por el posible mercado que se está desarrollando en la región para los productos chinos”, le dice Chi a BBC Mundo.
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Así, el gigante asiático le compra toda la soja que puede a Argentina. Chile, el mayor productor de cobre del mundo, destina un tercio de su producción al mercado chino. Venezuela coloca en China grandes cantidades de petróleo. Perú también le suministra cobre. La cuenta sigue...
Chi explica que, a mediano plazo, básicamente las dos modalidades de inversión de China en la región serán la compra de materia prima y el establecimiento de empresas de capital mixto para la producción de esa materia prima.
“También China tiene interés en establecer a futuro fábricas en América Latina, porque los costos de producción en China se están elevando poco a poco y llegará el momento en el que no van a ser sostenibles”, explica.
Claro que todavía los costos de producción siguen siendo bajos en China, por lo que el gigantesco socio representa simultáneamente una oportunidad y una amenaza para muchas empresas de la región.
Micheline Grings Twigger, propietaria junto con su familia de la fábrica brasileña de zapatos Picadilly, lo explica de forma sencilla a la BBC: “Estamos compitiendo permanentemente pues nadie puede producir zapatos con los precios de China”.
“Al mismo tiempo es una gran oportunidad, considerando el tamaño del mercado. Sería una locura no mirar a China como una gran mercado para nosotros”, dice Micheline.
En el caso argentino, el economista Luis Palma Cané le dice a BBC Mundo que aunque el comercio entre ambos países se ha cuadruplicado en los últimos años y asciende a unos US$15.000 millones (lo que establece a China como el segundo socio comercial de Argentina), la balanza sigue siendo desfavorable para el país sureño.
“Tenemos US$10.000 millones de exportaciones y US$5.000 millones de importaciones. Claramente eso nos deja con un saldo en contra de US$5.000 millones”, explica Palma Cané.
OCUPAR EL ESPACIO DE EE.UU.Alejandro Grisanti, jefe de Investigaciones para América Latina del banco británico Barclays, sostiene que en los últimos China ha sabido sacar provecho de lo que él califica como “una disminución del interés de Estados Unidos hacia América Latina”.
“Ese espacio ha sido ocupado en los últimos cinco años por China”, le dice Grisanti a BBC Mundo. “Vemos esto como algo bien interesante puesto que China está buscando incrementar sus inversiones en materia prima en América Latina. Y en eso ha sido muy agresiva”.
La presencia china en América Latina es, en efecto, palpable y está cada vez más a la vista: hoy en día es común toparse con ejecutivos chinos caminando por las calles de la principales ciudades latinoamericanas. En las grandes rondas de negocios hay una notable presencia de inversionistas chinos. Empresas chinas han establecido sedes en la región.
También están comenzando a rodar con mayor frecuencia los automóviles de fabricación china. Esto es un ejemplo importante de la expansión de la presencia china en Latinoamérica. De acuerdo con la consultora estadounidense AT Kearney, en 2015 las ensambladoras chinas -de marcas como Chery, Foton, Geely y Yangtze- exportarán alrededor de dos millones de unidades (frente a medio millón en 2011) y tres millones en 2020.
Según la consultora, los mayores mercados de tales exportaciones son países como Brasil, Colombia, Venezuela, Perú y Argentina. Al igual que los zapatos que le quitan el sueño a la brasileña Micheline, los precios de estos automóviles resultan notablemente menores: la mitad o dos tercios de los marcas estadounidenses, europeas y japonesas ya establecidas.
MÁS QUE COMPRAR MATERIA PRIMALuis Palma Cané dice que hasta el año pasado las inversiones directas chinas en la región se orientaban básicamente hacia el comercio y la búsqueda de recursos naturales primarios. Pero esto está cambiando, en parte.
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“A ese esquema, que no ha sido dejado de lado, se le han agregado la inversión en obras de infraestructura, bien mediante licitaciones, bien mediante acuerdos privados entre los gobiernos con financiación del gobierno chino y participación de empresas chinas”, explica Palma Cané.
“Con respecto a la inversión externa, obviamente lo que está buscando es trabajo para las empresas chinas de ingeniería, aunque también hay una estrategia geopolítica, que es tener un peso económico en América Latina”.
En Nicaragua, por ejemplo, China está financiando la construcción de un canal interoceánico que vendría a competir directamente con el de Panamá.
En junio de 2013, el gobierno del presidente Daniel Ortega anunció la firma de un contrato por US$40.000 millones con HKND Group, la empresa que dirige el multimillonario de Hong Kong, Wang Jing: el monto le garantiza a China una concesión de 50 años por los derechos de construir el canal y otros 50 años para manejarlo. Expertos consideran que este canal será clave para la expansión del comercio mundial de China.
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Toman medidas para que bajen los precios de combustibles en el país por caída del #petróleo -► http://t.co/JK4qzh52pk pic.twitter.com/WDnaOEPSQr— Portafolio EC (@PortafolioECpe) enero 8, 2015