La relación económica de Washington con Puerto Rico es paradójica. Estados Unidos dedica cientos de millones de dólares anuales en asistencia social para elevar el nivel económico de los habitantes de la isla.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Pero muchos aseguran que la profunda crisis económica que afecta a este territorio estadounidense se ha empeorado, al menos en parte, por algunas de las políticas que Washington ha aplicado en la isla.
Y aunque la ineficiencia que según muchos caracteriza al gobierno y otras instituciones públicas y privadas locales, pueda haber contribuido a la crisis de manera importante, también hay quien ve como parte del problema la peculiar relación política de Puerto Rico con Estados Unidos.
Que Puerto Rico está en graves líos no lo discute nadie. A finales de junio, el gobernador Alejandro García Padilla advirtió que las autoridades no pueden pagar toda su deuda de US$70.000 millones, amenazando con la quiebra de un gobierno regional más grande en la historia de Estados Unidos.
Y en medio de un profundo desempleo, decenas de miles de puertorriqueños están emigrando a Florida y otras partes de Estados Unidos. Cada año se va el 1% de la población para escapar de la crisis.
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LAS CULPAS
Lo que no es tan claro es quién tiene la culpa del colapso económico. Y cual ha sido el papel de la autoridad soberana en la isla, Estados Unidos, en aliviar o empeorar el problema.
En junio pasado, se conoció un informe de diagnóstico comisionado por el gobierno puertorriqueño a tres destacados exfuncionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) encabezados por la estadounidense Anne Krueger.
El estudio reconoce que para algunos, el problema económico en Puerto Rico comenzó porque Estados Unidos empezó a retirar hace unos años los privilegios fiscales que por décadas otorgó a las industrias que se establecieran en la isla.
“Es costumbre citar la pérdida de las preferencias tributarias como el pecado original detrás de las penurias de Puerto Rico. La pérdida indudablemente deterioró la base industrial, pero está lejos de ser el único golpe recibido”, sostiene el informe.
EN EL MEDIO
La condición de estado libre asociado, mediante la cual Puerto Rico no es independiente de Washington pero tampoco es uno de los estados de la unión, con todos los derechos y deberes del resto de los integrantes del país, es un punto que también puede haber contribuido al colapso económico, pese a los esfuerzos de Estados Unidos en las últimas décadas por propiciar el desarrollo.
Uno de los puntos en contención es que Puerto Rico, por no ser un estado pleno de la unión, no tiene el mismo derecho que los demás gobiernos regionales estadounidenses de declararse en bancarrota para así obtener protección legal frente a sus acreedores y reorganizar sus finanzas, como lo hizo Detroit.
Si Puerto Rico lleva a cabo su anunciado default en el pago de las deudas, muchos de los acreedores, entre ellos fondos mutuos estadounidenses, demandarían al gobierno de San Juan ante los tribunales, “argumentando la inconstitucionalidad de la medida”, advierte Robert Donahue, analista de la firma financiera estadounidense Municipal Market Analytics, en declaraciones a BBC Mundo.
Y por supuesto, por no ser una nación soberana, Puerto Rico no puede pedir ayuda al FMI, ni puede devaluar su moneda, como haría otro país en situación similar.
“Hay un consenso que la relación actual entre Estados Unidos y Puerto Rico en términos tanto económicos como políticos no está funcionando. De hecho, está literalmente casi en quiebra”, le asegura a BBC Mundo Sergio Marxuach, economista y director de Políticas Públicas del Centro para una Nueva Economía de Puerto Rico.
Pocos hablan de declarar la independencia, una opción que rechaza la inmensa mayoría del electorado puertorriqueño, según numerosas encuestas de opinión.
Y la opción en el extremo opuesto, la de integrarse como estado pleno de la unión, es una propuesta que abre polémica profunda tanto en San Juan como en Washington.
Sin entrar a definir cual es la mejor alternativa, Marxuach insiste en que debe evaluarse la actual posición política entre la isla y Estados Unidos, aunque reconoce que eso no va a ocurrir de un día para otro.
“Está quedando claro para el ciudadano promedio que la actual relación socioeconómica entre EE.UU. y Puerto Rico llegó a su límite”.
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CAUSAS MÚLTIPLES
El estudio de Krueger sobre Puerto Rico identifica varios otros factores detrás de las dificultades de la economía puertorriqueña.
Menciona, entre otras, la fuga de cerebros que ocurre a medida que tantos profesionales se van de la isla, el colapso de la industria inmobiliaria, el alto costo de la energía por problemas de ineficiencia en las empresas estatales de generación y los problemas que han tenido los bancos.
Pero otra parte controversial del diagnóstico es la que menciona el efecto que ha tenido la política social estadounidense cuando se aplica en Puerto Rico. Medidas del gobierno federal que buscan combatir la pobreza pueden haber tenido efectos no deseados en Puerto Rico.
Una de ellas es la aplicación de leyes de salario mínimo estadounidense en la isla. Al fijar el costo de la mano de obra muy por encima del nivel imperante en muchos de los países vecinos de Puerto Rico en el Caribe, la isla se ha vuelto menos competitiva para atraer empresas.
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¿INCENTIVOS EQUIVOCADOS?
Y el estudio también menciona la política de ayudas sociales a las personas de bajos ingresos. Washington invierte cada año cientos de millones de dólares en extender partes del estado de bienestar a Puerto Rico, ayudando a evitar que en esa isla se vean los extremos de pobreza que abundan en otras naciones del Caribe y América Latina.
Pero el informe sugiere que esas ayudas pueden estar creando incentivos equivocados a la población.
El estudio dice que una familia pobre de tres personas puede recibir ayudas del gobierno federal equivalentes a US$1.743 por mes, bastante más que los US$1.119 que recibe un trabajador en salario mínimo neto.
Muchos trabajadores “se muestran renuentes a aceptar trabajos porque el sistema de seguridad social ofrece prestaciones que frecuentemente superan la remuneración de empleos de salario mínimo”, aseguran los expertos.
Solo 40% de la población adulta trabaja o busca empleo, asegura el informe, lo que resulta en una enorme subutilización de la fuerza laboral.
En última instancia, para decenas de miles de puertorriqueños, la política de Washington que ha resultado más valiosa es la de reconocerles la nacionalidad estadounidense de manera automática a cualquier persona nacida en la isla.
Pues en medio de la crisis son cada vez más los puertorriqueños que encuentran que la solución más expedita a sus problemas económicos es un boleto de ida a Florida.